Archivo de octubre 2011

Desfachatez

30/10/2011
En nuestra extensa familia, apellidada España, debido a que sus miembros nos dedicamos a diversas actividades con las que nos ganamos (o nos ganábamos) la vida, decidimos un día por mayoría nombrar un equipo de administradores de nuestro patrimonio y ahorros comunes. Mas ocurrió que, en lugar de gestionarlos con honradez y eficacia, es decir, tratando de incrementarlos, o de no mermarlos cuando menos, dispusieron de ellos a su antojo y los dilapidaron. Se comportaron como si en vez de administradores hubieran sido nombrados usufructuarios de la finca con plenos poderes para disponer, e incluso para subastarla. En más de una ocasión llegaron a comportarse como auténticos enemigos pagados, por ejemplo, cuando intentaron poner en peligro la unidad familiar. Cuando nos percatamos de lo que estaba ocurriendo, parte de la familia puso el grito en el cielo y propuso llamar a los administradores al orden, mientras que la otra  (la que más había insistido en su nombramiento por ser amiguetes los elegidos y esperar favores de ellos) rechazaba las evidencias y se negaba a exigirles el inmediato cambio de conducta que se había vuelto imperativo. De otro lado, grande fue la sorpresa del sector más crítico de la familia al descubrir que en el contrato firmado con los interfectos no se había incluido cláusula resolutoria alguna, y que tampoco se habían contemplado circunstancias especiales que, por su gravedad, debieran haber exigido el refrendo familiar. Pasara lo que pasara, había que agotar su forzoso periodo de vigencia. Dicho en otras palabras, el contrato hacía posible que los desleales mandatarios suplantaran impunemente a sus mandantes, sin que éstos dispusieran de instrumentos para evitar la imparable descomposición de su histórico acerbo familiar. Las dos facciones del clan, enzarzadas ahora en vanas discusiones sobre si «son galgos, o son podencos», se veían incapaces de frenar aquel estado de cosas. «Tendremos que cambiar el modelo de contrato», – propuso un día una de las partes, pero pronto descubrieron que tal cambio sólo podría plantearse a la expiración del acuerdo que aún se hallaba en vigor, y únicamente si la otra parte aprobaba previamente los cambios.
Pero déjenme proseguir. Debido a la fatalidad de que el tiempo pasa volando – tempus fugit, leo en la esfera de mi reloj de pared – el contrato de marras llega ahora su fin. Y sucede que la facción familiar que apoyaba a los golfos protagonistas de esta historia, ya no ostenta la mayoría. Miren por donde, ahora es la antigua facción segundona la que, salvo «imprevistos», concurrirá con más votos a las próximas elecciones. No sabemos aún si se cambiará o no el viejo modelo de contrato, pero ya parece cantado que los usufructuarios de facto de mi familia dejarán de serlo y que la nueva y pujante fuerza familiar que los malos administradores han ido haciendo crecer de forma inusitada, logrará imponer un nuevo equipo que comporte, Dios lo quiera, un cambio radical de gestión.
Y, ¿dónde está la desfachatez a que alude el título de esta columna? – se preguntará el lector. Pues, está, precisamente, en el atrevimiento de unos malos administradores que, lejos de reconocer sus muchos y manifiestos errores, basan hoy su campaña en prevenir al respetable (¡qué bajeza!) sobre los que «se propone cometer» el probable equipo entrante.

© 2011 José Romagosa Gironella
“Puntos sobre la íes”
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día 3 de octubre  de 2011

Pepe Romagosa nos pitufa la Historia de los Pitufos en España

30/10/2011

Publicado en «Pitufando en Azul»  Mejor lo leéis en este magnífico Blog de Los Pitufos

http://pitufandoenazul.blogspot.com/2011/08/pepe-romagosa-nos-pitufa-la-historia-de.html

 

 

Me lo dijo Pérez

30/10/2011

Confieso que no he sabido lo que es el socialismo hasta que he peinado canas. He vivido casi la mitad de mi vida bajo una dictadura que, salvo los crueles episodios que protagonizó en el tardofranquismo y que me hicieron rebelarme sin reservas, sufrí en mis carnes tangencialmente. Al no estar metido en la política, sino enfrascado en mis estudios y trabajos, el régimen que viví fue una dictablanda. Debido a mi trayectoria, alejada hasta entonces de la política, me había mantenido en una posición intermedia que me dejaba ser objetivo. Podía celebrar los planes de desarrollo de un régimen que estaban consiguiendo la recuperación económica de España, y lamentar a un tiempo la falta de democracia.

Conocer en aquellos años la verdadera ideología socialista, era una auténtica quimera, ya que había socialistas en avanzados países democráticos y también en los más totalitarios que seguían enfangados en la gran farsa de la dictadura del proletariado. Algo parecido ocurría con el concepto de «democracia», dado que muchas naciones del Este, satélites de la Unión Soviética, se autoproclamaban democráticas. Todo ello influyó en que mi posición ante el socialismo – el nuevo régimen que se impuso en España tras la transición – fuera de lo más escéptica. También ante la democracia albergué mi confusión, en tratándose de España. No veía yo que la idiosincrasia del español pudiera casar fácilmente con la deportiva idea de aceptar de buena gana la decisión de las urnas. La baja formación media de los españoles, de otro lado, me hacía desconfiar del éxito de nuestra anhelada democracia, porque el odio entre los españoles seguía mascándose en el ambiente cuarenta años después del 39. Y se mantiene en las nuevas generaciones, setenta y dos años más tarde. Como les decía, no he sabido lo que es el socialismo hasta que los propios socialistas me lo han hecho ver claramente. Por fin he comprendido que el socialismo carece de ideología política, y que sus miembros – salvo raras excepciones – no son más que charlatanes vendedores de crecepelo. Sus miembros me han demostrado hasta la saciedad que sólo les rige el afán de provecho personal, y que la política de la mentira es el instrumento de que se valen para burlarse de los pueblos. Basta ver hoy a los terroristas instalados en las Instituciones, y a los socialistas manipulando la Justicia en su provecho. Les doy las gracias a todos ellos, y muy en especial a ese maestro de la doblez que es el señor Pérez, por el  impagable curso que nos han brindado. Sólo espero que las próximas generales les proporcione el reconocimiento que merecen por promover el mal por doquier al amparo de la maquiavélica y soviética consigna «el fin justifica los medios». Spasiva!

© 2011 José Romagosa Gironella
“Puntos sobre la íes”
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día 10 de octubre  de 2011