Archivo de marzo 2010

Peculiaridades manchegas

23/03/2010

Siempre me llama la atención esta expresión eminentemente manchega: «a orilla de…», que se usa para dar a entender «junto a…» Me hace pensar en un río, o en el mar, aunque quien la pronuncia se refiera a un lugar junto al mercado, o pegado a la farmacia («pegadito», dicen en Madrid). «A orilla de…», e incluso su versión más corta «orilla de…», es decir, «muy cerca de…», viene a significar lo contrario de esa otra locución, no menos manchega, «muy largo de…». Así nos resultan muy habituales las frases de este tenor: «La Poblachuela queda orilla de Ciudad Real, pero muy largo de Valdepeñas». Para el forastero, este «muy largo» le crea en un principio cierta confusión, hasta que lo asocia con «muy lejos», o «muy distante».
Son muchas las peculiaridades de la forma manchega de hablar español. Hace unas semanas, en un programa televisivo que se emitía desde Barcelona, uno de los invitados dijo: «siempre he oído de decir a mi padre…», y yo inmediatamente pensé que esa persona debía de ser manchega. Al poco rato, oí que decía: «cuando le vi de venir, aluciné…». En este preciso momento ya no tuve la menor duda: forzosamente tenía que ser de la Mancha. Efectivamente, tal como yo esperaba, el presentador del programa confirmó su procedencia unos minutos después. Esos «oír de decir…», «ver de venir…» y tantas otras variantes en las que se adhiere ese simpático y gratuito «de», son tan manchegos como las mismísimas berenjenas de Almagro; aunque son pocos los manchegos que lo admiten. Creen hablar como en el resto de España, cuando acaban de decir «le he dejado de salir a la discoteca…», o «espero de poder venir a las migas del sábado…». Por último, a nadie deben molestar observaciones como las vertidas en esta columna, ya que todas las regiones españolas, sin excepción, han desarrollado su léxico peculiar. ¡Viva la diversidad!

© 2004 José Romagosa Gironella
“Puntos sobre la íes”
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día  19 de enero de 2004

Previendo», sí; «preveyendo», no

23/03/2010

Existe, al parecer, un verbo fantasma, no reconocido que yo sepa, que algunos incluso conjugan con toda naturalidad, es decir, sin inmutarse. Me refiero a ese ilegítimo verbo «preveer», con doble «e», que nos asalta cual petardo inoportuno en cualquier charla o conversación. «Me he comprado un paraguas preveyendo que va a llover…». «Alejandro cree tener el don de preveer el futuro…», son apenas un par de ejemplos de este sorprendente uso de un verbo que no existe y que suplanta, sin que nadie se rasgue las vestiduras, a otro verbo que sí existe: «prever».
Utlizando este último, como manda la ortodoxia, las citadas frases habrían debido de ser: «Me he comprado un paraguas previendo que va a llover», y «Alejandro cree tener el don de prever el futuro…». «Prever», como todo el mundo sabe (¿?), significa «ver con anticipación», «conjeturar por algunas señales e indicios lo que ha de suceder»; y, también, «disponer o preparar medios contra futuras contingencias». ¿De dónde, pues, habremos sacado los españoles ese «preveer» sin papeles?, cabe que nos preguntemos.
Y cabe así mismo estar alerta sobre otros verbos – «prevenir», «anticipar», «intuir» – muy próximos a «prever», pero no del mismo significado.
En las escuelas, supongo, se enseña lo correcto, pero no siempre se informa al alumno sobre lo incorrecto que hay que evitar. Preguntemos al azar a algunos universitarios y comprobaremos que gran parte de ellos duda entre ambos verbos – el legítimo «prever» y el ilegítimo «preveer»- y, lo que es más preocupante, que nadie les ha advertido de la trampa que el segundo de ellos encierra.
Si los maestros conocen el hecho de que en la calle se usa ese verbo fantasma, no estaría de más que se lo hicieran ver a los alumnos. Como ocurre con las setas, conociendo las venenosas distinguiremos las comestibles con mayor facilidad.

© 2004 José Romagosa Gironella
“Puntos sobre la íes”
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día  26 de enero de 2004

 

El Sitio de Numancia

23/03/2010

No me entra en la mollera que a tantos años de nuestra guerra civil, siga habiendo «nostálgicos» empeñados en revivirla. Me pregunto qué sería del mundo si todos los pueblos que han sufrido los horrores de una guerra fueran incapaces de archivarla en el desván de sus errores. ¿Cuándo alcanzarían a vivir en paz en el rosario de naciones surgidas a sangre y fuego de la extinta Yugoslavia? ¿Cómo participarían constructivamente en la nueva Unión Europea países como Francia y Alemania, antaño irreconciliables rivales; o, en Estados Unidos, las dos facciones que un día se enfrentaron en otra cruel guerra civil?
Bastante fue el triste espectáculo que España ofreció al mundo en el siglo pasado, como para seguir buscando ahora los tres pies al gato, ¡a setenta años vista! Acaso algunos verían las cosas de otro modo si se pararan a pensar que esa contienda nuestra, más que una guerra entre hermanos, fue una guerra mundial. Y no por su escenario bélico, que se circunscribió a España, sino por el número de naciones que metieron el cuezo en ella. Quizá así entenderían esos nostálgicos que no sólo nuestros abuelos se mataron entre sí, sino también los brigadistas y aventureros que las potencias extranjeras volcaron en nuestos campos de batalla para explotar el conflicto – y prolongarlo – como banco de pruebas mundial. Quizá sirviera esta reflexión para moderar los bajos sentimientos que unos irresponsables se esfuerzan hoy por recrear, en lugar de defender, como en mi opinión debieran, la sabia consigna orteguiana de que siempre el futuro ha de imperar sobre el pasado.
Mi padre, que sufrió persecución en Barcelona durante aquellos años, jamás me habló de sus ingratas vivencias. Su doble condición de creyente y catalán de seny, le permitió perdonar y no transmitir a sus hijos forma alguna de rencor. Ello me permitió crecer sin odios ni prejuicios, así como respetar, ya entrado en la edad adulta, a personas tan dispares como el comunista Julio Anguita, el aristócrata José María de Areilza, el honorable Josep Tarradellas, o el sindicalista José Luis Iglesias; todos ellos humanistas, coherentes y honrados a carta cabal.    
A aquellos que hoy nos muestran que con lo que está cayendo no les basta, y parecen añorar los demonios del ayer, les propongo la temática, aún más cruel y aterradora, de El Sitio de Numancia. Escarben, escarben ustedes en la Prehistoria, que morbo no les faltará; pero dejen que España avance, mirando lo justo atrás, y que el tiempo siga cumpliendo su gran función sanadora.

© 2010 José Romagosa Gironella
«Puntos sobre la íes»
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día  22 de marzo de 2010

ENTREVISTA A SALVADOR Y JOSÉ MIGUEL CAMACHO, INNOVADORES MIGUELTURREÑOS

21/03/2010

Como es bien sabido, una de las medidas recomendadas para salir de la crisis en las mejores condiciones de competitividad, consiste en incrementar las inversiones en I+D+I.  Así lo ha venido postulando la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y prácticamente todas las instancias del mundo económico. Consecuente con sus predicados, nuestro Gobierno regional, ha otorgado recientemente sus Premios “Idea 2009”,  siendo el proyecto tecnológico más valorado,  y el que mayor dotación económica ha merecido, el que bajo la marca “SISTENDER (Sistemas Energéticos)” habían presentado a concurso los hermanos Salvador y José Miguel Camacho,  de 32 y 29 años, respectivamente; jóvenes empresarios miguelturreños que han sabido poner en práctica dicha recomendación a lo largo de los últimos años.

Completada su capacitación en el seno de la empresa familiar  “Talleres Salvador Camacho”,  de Miguelturra,  firma especializada en la reparación de motores industriales y agrícolas que fundara su padre a mediados de los 80, crearon más tarde su nueva empresa – “GEMOSER , Generadores, Motores y Servicios” – , la cual ha venido  dedicándose activamente a la instalación, reparación y mantenimiento de generadores eléctricos, así como a diversos tipos de instalaciones fijas de electrificación aislada. En el año 2009,  y al objeto de aprovechar la experiencia acumulada en sus anteriores actividades, el tándem formado por los dos hermanos decide poner en marcha el innovador  proyecto “SISTENDER”, Sistemas Energéticos”, hoy premiado por la Junta de Comunidades,  que de unos años a esta parte han venido desarrollando.

Dicho proyecto,  ya convertido en el novedoso Modelo de Utilidad “BI-ENERGY”,  protegido en gran parte del mundo, consiste en un Conjunto Integrado Móvil para el  aprovechamiento de distintas energías alternativas (solar, eólica, hidráulica, fósil, o biodiesel ), que es capaz de suministrar energía eléctrica de forma ininterrumpida – y también ocasional, dada la gran movilidad del equipo – en un sinnúmero de lugares (campamentos militares, fincas rústicas, telecomunicaciones, viviendas aisladas, misiones humanitarias, etcétera).  El singular proyecto,  que ya ha sido totalmente desarrollado y cuenta con prototipos acabados,  se halla ahora en la fase de decisión sobre el emplazamiento más conveniente para esa nueva industria que los hermanos Camacho se proponen implantar en la región, así como sobre la construcción de las modernas instalaciones que tienen proyectadas  y que les permitirán realizar su sueño de fabricar en serie el nuevo producto, y distribuirlo posteriormente a escala nacional e internacional.

 ROMAGOSA.–  Por la importancia de ese Premio “Idea 2009” que acabáis de recibir, y por la información que he podido recabar, no dudo  que vuestro producto BI-ENERGY debe de ser verdaderamente novedoso;  pero ¿estáis en condiciones de anticipar la acogida que le dispensará el mercado?

 SC.- Pensamos que la acogida será buena porque antes de comenzar a desarrollar Bi-ENERGY físicamente, hicimos un sondeo del mercado entre nuestros clientes, y la verdad es que tuvo una gran aceptación. De hecho, los sucesivos prototipos que hemos venido realizando hasta llegar al producto final, han sido ya demandados por varios clientes nuestros.

R.-  España, como todos sabemos, está pasando por una importante crisis. ¿Pensáis que es buen momento para introducir en el mercado un  producto nuevo, es decir, desconocido hasta ahora?

JMC. – Nosotros no vamos a ofrecer un artículo de regalo, del cual se puede prescindir, sino una nueva y versátil herramienta dirigida a satisfacer óptimamente una serie de necesidades reales. Son muchas, por ejemplo, las zonas rurales en las que viven familias los 365 días del año, y no disponen de suministro eléctrico, y muchas las explotaciones agrarias, avícolas y de otra índole que adolecen de similar carencia. Todas ellas precisan de un equipo energético de alta calidad y garantía, y nuestro producto Bi-ENERGY cubre esta necesidad. La crisis nos afectará como a todos, qué duda cabe, pero ya tenemos excelentes contactos fuera de España y vamos a crear muchos más.

 R.-  Has dicho “fuera de España”.  ¿Debo entender con esto que pensáis hacer especial hincapié  en la comercialización de vuestro producto en el mercado exterior?

 JMC.  Si, naturalmente, en España y en el mercado exterior. Son muchos los países que, como el nuestro, disponen de un gran potencial de energías renovables, pero que no las aprovechan, ni siquiera cuando su red de electrificación es muy escasa, o incluso nula. Tal es el caso de muchos países africanos. y, en general, de gran parte de las naciones en vías de desarrollo. Puedo añadir que nuestros contactos en el extranjero ya han presentado Bi-ENERGY en Marruecos, Egipto, Emiratos Arabes…., y han generado un gran interés. Otro dato que corrobora nuestra confianza en el producto, es que en la gala de entrega de los Premios Idea 2009, el propio IPEX (Instituto de Promoción Exterior de Castilla-La Mancha), nos contactó interesándose en Bi-ENERGY y encareciéndonos que procuráramos introducir el producto en Hispanoamérica.

 R.-. Estamos hablando de poner un nuevo producto en el mercado, pero antes tendréis que fabricarlo. ¿Qué instalaciones y personal os harán falta para llevar a cabo la producción de Bi-ENERGY?

 SC.-  Adaptaremos nuestras estructuras a la demanda que vayamos generando. Pero tenemos previsto arrancar con 1000 m2 de instalaciones y una plantilla inicial de 15 personas (15 nuevos puestos de trabajo), que esperamos ir aumentando en la medida en que se incremente la cartera de pedidos. Hemos visitado varias fábricas que tienen una cadena de montaje semejante a la que Bi-ENERGY puede necesitar a medio plazo, y algunas de ellas, con un volumen de producción de grado medio, cuentan con una plantilla mínima de 70 personas, parte de ellas altamente cualificadas. Nosotros tenemos la ventaja de que no precisamos personal de alta cualificación para el proceso de montaje de Bi-ENERGY. Nos bastará en un principio con que nuestro personal posea destreza manual y entusiasmo, ya que la formación especializada se la dará la propia empresa. Mi hermano Salvador y yo, creemos que esa formación es un factor de gran importancia en el futuro de nuestro producto y en el de nuestra gradual implantación en un mercado que se ha vuelto altamente competitivo. Sólo con una calidad óptima y con el mantenimiento de nuestros esfuerzos en investigación y desarrollo, es posible hacerse un sitio en el mercado mundial. Esto lo tenemos muy claro.

 R.-  ¿Tenéis ya pensado donde ubicar vuestra factoría?

 JMC.-  Todavía no tenemos nada definido, pero si tenemos varias opciones que estamos considerando. Obviamente, nos gustaría ubicarla en nuestra tierra y, si es posible, muy cerca de Ciudad Real.

 R.-  Vuelvo a preguntaros, porque son muy pocas las nuevas empresas que en la actualidad se crean, si no os preocupa arrancar este proyecto con la actual crisis.

 SC.-  No, porque mas difícil lo tuvo nuestro padre cuando, estando parado y sin nada en el bolsillo, tuvo el coraje de iniciar una empresa que hoy tiene un buen nombre y que  nos aporta las bases sobre las que cimentar nuestro ambicioso proyecto. Nuestros padres, de otro lado,  nos inculcaron la idea de que el esfuerzo siempre alcanza su recompensa. Tampoco quiero ocultar que en nuestro proyecto hay un fuerte componente que podríamos llamar “romántico” y que radica en la posibilidad que  nos ofrece de participar  en el desarrollo de nuestra región. Creemos que podremos contribuir sustancialmente en el campo de la creación de empleo, la formación profesional y el logro de nuevas metas en  I+D +I.

 R.-. Como bien sabéis, el factor competitividad es cada día más determinante. ¿Creéis que vuestro producto reúne las características óptimas para el mercado mundial? ¿Disponéis de algún estudio sobre motivaciones de compra en este sector?

 JMC.-  Creemos poder competir con éxito en cualquier mercado por la sencilla razón de que nuestro producto, hoy por hoy, es único, y nos hemos molestado en protegerlo en gran  parte del mundo, lo cual nos permite venderlo con carácter exclusivo. Es una de las grandes ventajas que ofrece la innovación, como saben muy bien los industriales estadounidenses. Y en cuanto a los aspectos técnicos, disponemos de todas las homologaciones que podrían requerírsenos y creemos poder ofrecer una excelente relación calidad-precio. En este momento estamos desarrollando la estrategia de marketing tanto para el mercado nacional como para el exterior, al igual que estamos diseñando nuestra futura red de ventas,  y, lo que es también primordial, un buen servicio postventa. También puedo adelantar que ya  hemos confirmado nuestra asistencia, como expositores, en GENERA 2010 – Feria Internacional de Energía y Medioambiente –  en la que esperamos concretar varias operaciones con clientes que ya tenemos avanzadas.

 R.- ¿Cómo os surgió la idea de desarrollar este Modelo de Utilidad, que hasta hace poco no existía?.

 SC.- Surge de nuestra constatación de que las obras a realizar en lugares aislados o remotos, para electrificar la zona, han venido conllevando unos costes casi siempre prohibitivos. Y, además, las obras no se podían acometer en muchos casos por impedimentos legales (por ejemplo, en parques naturales o zonas protegidas). Nuestro Modelo, en cambio, aporta la solución más rápida, económica y efectiva, así como respetuosa con el medio ambiente.

 R.- Es obvio que debéis de estar orgullosos con ese Premio que se os ha concedido.

 JMC.- Claro que sí. Y queremos agradecer el apoyo que la Junta de Castilla-La Mancha presta a proyectos innovadores como el nuestro, máxime en los tiempos de crisis que vivimos. Toda ayuda es poca cuando se inicia un proyecto de esta envergadura. Además, la propia concesión del premio reconoce el valor de nuestra innovación tecnológica y nos confirma en nuestra convicción de que estamos en el buen camino. Es también un nuevo compromiso que nos obligará a estar a la altura de la confianza que se ha depositado en nosotros.

 R.- Con independencia del valor “moral”  de esa distinción,  ¿con qué suma ha sido dotado ese Premio?

 JMC.- La cifra que la Junta tiene que satisfacernos asciende a 47.000 Euros, que es la más elevada de las directamente concedidas por la Junta entre todos los concursantes a los Premios “Idea 2009”.

 R.- ¿Qué más podríais añadir sobre vuestro Modelo de Utilidad, que permita una mejor compresión de quienes lean esta entrevista?

 SC.- Quizá tendrán que ayudarse de esta fotografía que te entrego para ilustrar estas líneas, ya que facilita, creemos, una información esquemática sobre el funcionamiento del equipo. Como en ella se aprecia, Bi-ENERGY puede almacenar cualquiera de las energías renovables ya citadas, transformarlas en corriente eléctrica de voltaje constante (220 v), y, en el caso de que dichas energías almacenadas fueran insuficientes, o no pudieran captarse en el lugar, Bi-ENERGY dispone de un generador propio, el cual, alimentándose de combustible líquido o gaseoso, supliría tales deficiencias con el resultado final de seguir ofreciendo una salida constante de corriente para el usuario.

 R.- Tratándose, según entiendo, del primer conjunto integrado móvil de estas características, ¿cuál es su autonomía en lugares remotos o aislados?

 SC.-  Su autonomía sólo puede estar limitada por la eventual limitación de las energías renovables disponibles en tales lugares. Pero, en estos casos, Bi-ENERGY dispone de su propio tanque de combustible que puede abastecer al generador auxiliar durante aproximadamente tres meses, en función de la demanda energética del usuario.

 R.- Se me ocurre que debe de tratarse de un generador muy bueno, y gastar muy poco combustible, para poder estar en funcionamiento durante tanto tiempo seguido, y sin parar.

 SC.- En efecto. Lo has descrito a la perfección. El secreto de tanta autonomía reside en que realmente el generador no está funcionando siempre, sino que  el equipo BI-ENERGY de SISTENDER* lo hace funcionar durante unas cuatro horas para alimentarse y después lo para. Es decir, que en una aplicación en la que no haya aporte de energías renovables exteriores, Bi-ENERGY utilizará su generador auxiliar durante unas 4 horas para garantizar un suministro constante al usuario de 36 a 48 horas, aproximadamente, teniendo en cuenta el consumo medio de electricidad que haga el usuario .

 R.- Y,  ya a modo de conclusión, ¿hay un solo modelo de BI-ENERGY, o hay varios?

 SC.- Dispondremos de una gama muy versátil, susceptible de ofrecer el modelo más idóneo en cada caso. Todos los modelos tendrán  la virtud de poderse reprogramar en función de nuevas necesidades del usuario. Y, por si esto fuera poco, nuestra empresa estará preparada para suministrar equipos “tailor made», es decir, hechos totalmente “a medida”.

 Sólo nos resta desear a  estos jóvenes y aguerridos manchegos, la mejor de las venturas en esta nueva y desafiante etapa de su carrera profesional, aunque ya nos han demostrado con creces que más que en la buena suerte creen en el sabio y práctico refrán que reza “A Dios rogando y con el mazo dando”. Y como devoto cervantista, este entrevistador improvisado no puede menos de parafrasear la célebre exclamación de Don Quijote ante las durezas del camino: bien podrán los encantadores (que no lo creo) quitarles la ventura, pero el esfuerzo y el ánimo será imposible.

© 2010 José Romagosa Gironella
Publicado en «La Tribuna de Ciudad Real», el día  20 de marzo de 2010
Publicado en «Lanza» el 21 de marzo de 2010

Crónicas de África – y VI – Al Andalus, la gran añoranza islámica

21/03/2010

Érase una vez un imperio africano, en un principio bereber, después almorávide y almohade, que señoreó por luengos siglos el Noroeste de África – desde los ríos Senegal y Niger hasta el mar Mediterráneo – y aproximadamente dos tercios de la Península Ibérica. Ocupaba en buena parte el espacio geográfico que otro gran dominador, el Imperio Romano, dejara algún tiempo atrás a medio civilizar.Aquella fuerza poderosa, recién convertida al Islam, que pretendía extenderse por Europa – ¡y llegó hasta Poitiers! – introdujo en la vieja Hispania el refinamiento y el amor por las Artes y las Ciencias que ninguna civilización anterior le había podido inculcar.
No logró su intento de islamizar la Península y más tarde el resto del continente europeo, pero sí el de alumbrar – en Córdoba, Granada, Sevilla…- la más grande de las culturas hasta entonces conocida: el deslumbrante emporio de Al Andalus, que alcanzó a eclipsar el pasado esplendor de Bagdad, Damasco y Bizancio.
Con todo, no fue Al Andalus fruto exclusivo de aquella invasión, sino el feliz resultado de la fusión de dos culturas, o tres, si incluimos la hebrea, las cuales, ora guerreando entre sí, ora conviviendo constructivamente, convergieron en un espacio geográfico y en un periodo de tiempo históricamente propicios. Frente a una Europa medieval, empobrecida por las guerras y las pestes, y permanentemente a merced de invasores extranjeros, ese Al Andalus de las tres culturas brilló con luz propia y admiró al mundo.  
La memoria de aquella época, la más gloriosa de la historia del Islam, y de todo el Medievo, sigue viva y recordada en el mundo musulmán de nuestros días, al igua que el de otros momentos posteriores, los más aciagos de esa historia, que pueden resumirse en la definitiva derrota sufrida por el Islam en las Navas de Tolosa, en 1212, la trascendental toma de Granada, en 1492, y la trágica expulsión de los moriscos en el siglo XVII.
Sobre este último episodio, resulta interesante conocer cómo lo explican hoy a sus alumnos los maestros marroquíes. Les señalan, como razón de la expulsión, la imposibilidad de que los reyes cristianos siguieran tolerando una población dudosamente conversa y susceptible, por tanto, de convertirse en quinta columna de un previsible proyecto de desembarco en España de navíos de guerra turcos.
Son numerosos los signos de este recuerdo de Al Andalus, que, a pesar del paso del tiempo, permanece imborrable en la mente de todas las gentes del Norte de África con los que el viajero español se topa. Hasta el más humilde pastor, que puede ser un ignorante en muchísimas otras cosas, conoce a la perfección esa historia que le enseñaron (en su versión musulmana, como es obvio) sobre lo que para ellos constituye la epopeya descollante de su raza y de su religión. 
Este reportero recuerda, por ejemplo, el enorme interés que estos días ha venido despertando una magna exposición itinerante sobre la Arquitecture Andalusie que se exhibe en las principales ciudades del Sahara, región en la que se fraguó, allá por el siglo VIII, la histórica invasión de la Península Ibérica. Ni las innumerables bellezas arquitectónicas que monumentales ciudades como Fez  o Marrakech ofrecen a la admiración del mundo, alcanzan a despertar en el musulmán de hoy el orgullo y la emoción que su Alhambra de Granada, o su mezquita cordobesa mantienen vivos en su memoria.  
Más de siete siglos de convivencia en Al Andalus, y una consanguinidad que nunca ha sido suficientemente estudiada, han dado como resultado un fuerte parentesco racial entre el pueblo español y el bereber-saharaui, por más que a muchos no les apetezca tratar de ello. De otro lado, son más las coincidencias doctrinales entre Cristianismo e Islam, que los irreconciliables conceptos teológicos que hacen a ambas religiones diferentes. El Concilio Vaticano II, del que tampoco hablamos como merecería, cumplió la histórica función de situar a los tres grandes credos monoteístas en un mismo plano, así como la de reconocer – cosa que no ha secundado el Islam – que los creyentes de buena voluntad de cualquiera de ellas podrá alcanzar la Salvación. Es bueno recordarlo en estas fechas en que los cristianos – 1100 millones de católicos, 900 millones de protestantes y 230 millones de cristianos ortodoxos – despedimos la Navidad; y los musulmanes – cerca de un millón de creyentes – acaban de conmemorar el Ramadán correspondiente al año 1426 de la Hégira.
También sería saludable reflexionar sobre el hecho de que no todos los países musulmanes son integristas, y que muchos de ellos – Marruecos, por ejemplo – está haciendo un gran esfuerzo para evitar que los motivos religiosos sigan esgrimiéndose como arma arrojadiza por esos líderes musulmanes – anacrónicos defensores de la yidah – que amenazan la paz mundial tanto o más que ciertos líderes occidentales que dicen defenderla. Conviene recordar, así mismo, que nuestro mundo cristiano fue un día – por no decir muchos años – fundamentalista. ¿Qué nombre dar, si no, a nuestras cruzadas y a esa fanática locura de la Inquisición?
Hoy son muchos, por fortuna, los musulmanes que entienden y profesan su religión de una forma nueva, basándose en una interpretación del Corán más acorde con los tiempos. Quiera Dios – O Aláh, que es el mismo – que el concepto de «hereje» que el citado Concilio ha venido a proscribir, desaparezca de todos los idiomas, como ya ha desaparecido de un libro singular – L´Islam expliqué aux enfants – escrito por Tahar Ben Jelloun, un musulmán de nuestro tiempo. Trátase de una obra objetiva en la que se explica – no enseña – el Islam y la civilización árabe a los hijos del autor y a todos los niños del mundo, y se les aconseja respetar como a la propia las otras grandes religiones. Se habla incluso en ese libro de ese histórico Concilio ecuménico que declaró solemnemente que también el Islam es depositario de «preciosos valores».
Los cristianos, aunque nos duela, debemos aceptar la evidencia de que los musulmanes nieguen la naturaleza divina de Jesús y no asuman nuestra creencia en María, Madre de Dios. También debemos comprender que no admitan el misterio de nuestro Dios único, que es a un tiempo trino, porque tampoco nosotros los cristianos lo entendemos muy bien, por mucho que, por obedecer el dogma, afirmemos creer en él. Consuélenos a los cristianos considerar que en el Corán no se omite la figura de Jesús, a quien ven como el profeta que precedió a su Mahoma, ni la de María – Lela Mairén – aunque solo reconozcan su maternidad biológica.
Más conflictiva resulta de cara a la buena convivencia entre cristianos y musulmanes, la misión que en el Corán se asigna a la mujer y, consecuentemente, el inhumano sometimiento al varón que ella sigue sufriendo en buena parte del mundo mahometano; situación que se va viendo gradualmente mejorada en los países que van experimentado un mayor progreso democrático. Viene a cuento recordar aquí que fue en esa sociedad andalusí que antes glosábamos, donde la mujer musulmana conoció su momento álgido de igualdad con respecto al varón. Y es que el verdadero progreso siempre se manifiesta a través de múltiples facetas. Basta leer El collar de la paloma, del andalusí Ben Hazm, para calibrar el respeto y la consideración con que a la sazón se trataba a la mujer. Y sería justo preguntar por qué la decadencia del Islam, tras la pérdida del emporio andalusí, conllevó la pérdida, por parte de la mujer, de la dignidad social que ya había alcanzado. 
La mundialización a la que tendemos, y el buen ejemplo que ya están dando algunos países de mayoría musulmana, contribuirá a reducir la magnitud de este problema – la marginación de la mujer – que ha pasado a constituir uno de los mayores obstáculos para la convivencia de distintas culturas en nuestro siglo XXI. No es éste, pues, el menor de los lastres que África deberá sacudirse.
Con todo, el quid de la cuestión africana seguirá residiendo en la mejor o peor fortuna, o en la mayor o menor libertad que los pueblos puedan tener a la hora de elegir a sus dirigentes políticos, pues son éstos, por lo general, quienes impiden el auténtico desarrollo de los pueblos del Tercer Mundo. Y, por último, lamentar que la ONU, útil algunas veces para el sostenimiento de la paz, resulte siempre ineficaz cuando se trata de construirla.

Remitida desde Peralvillo

© 2006 José Romagosa Gironella
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día 07 de enero de 2007

Crónicas de África – V – Ante la insolidaridad mundial, África se ayuda a sí misma

21/03/2010

Reconforta comprobar que Ciudad Real, principalmente a través de su Diputación, es una de las regiones del Primer Mundo que más solidaridad efectiva muestra ante las necesidades de África. Llena de orgullo conocer que la generosa ayuda que esta tierra castellano-manchega presta al continente, supera con creces el monto de la ayuda que la mayor parte de países desarrollados le destina. Don Quijote, mito emblemático de nuestra región, se sentiría satisfecho de ella, como nos sucede a cuantos gozamos del privilegio de vivir en esta solidaria tierra. Importante dato el de la identificación castellano-manchega con los pueblos más necesitados de África, que nos place recordar en estas fechas señaladas en las que conmemoramos el nacimiento de aquel Jesús, Alfa y Omega de nuestra Fe, que nos convocó a participar en la hermosa misión de compartir.
Son numerosas, de otro lado, las organizaciones privadas de esta región que se vuelcan en aquellos lugares de África – y de otros continentes – que se hallan en situación de pobreza extrema. Y nunca está de más recordar que en muchos casos esta situación es consecuencia de la explotación llevada a cabo durante siglos por los poderosos de nuestra raza, así como de la monumental deuda externa generada por los usureros del mundo blanco capitalista.
Pero son muchos todavía, por desgracia, los que en nuestro Norte «desarrollado» siguen abrigando sentimientos de rechazo hacia esos emigrantes que llegan a nuestros países en pos de una mejora de vida para ellos y para los suyos. Tal vez habría que explicar a los españoles insolidarios, o a los xenófobos franceses de Le Pen, que gracias a esa emigración que procede de África  y que no sólo recala en España sino en muchos otros países «ricos», ese continente genera la mayor de todas las ayudas que recibe. Es un hecho comprobado que el monto de las remesas de emigrantes que el continente negro recibe, supera con diferencia el importe global de las ayudas internacionales. Se nos llena la boca hablando de nuestras ayudas, sin considerar que son nuestros países los más beneficiados por el fenómeno migratorio. África no sólo pierde con la emigración de una buena parte de sus jóvenes, sino que se ve privada de la práctica totalidad de esas primeras generaciones de titulados universitarios que tanto les ha costado formar y que ven en Estados Unidos, Australia, Canadá y en los países más ricos de la UE, su mejor futuro profesional. El producto más valioso de la nueva África emergente – sus titulados superiores – se ve ahora absorbido por los países que pueden pagar los altos sueldos que su buena formación merece. El expolio, aunque sea de otras formas, continua.
Como se dice de Goethe, que solía bajar a Italia para encontrar la luz, los ciudadanos del mundo rico deberíamos bajar a África para comprender todo lo que debemos a ese continente y lo mucho que, aunque ahora no lo creamos, tendremos que contar en él en el futuro.
Para abundar algo más en este tema de la emigración, quiero destacar el dato de que 74 mil titulados superiores abandonaron África en 2005, según un estudio del Banco Mundial. Parece ser que este éxodo cualificado representa el 31 % de la emigración total africana. No son, pues, únicamente albañiles, o jornaleros, los que emigran; y es de lamentar que esta fuga de cerebros, que por lo general no elige como destino a España, se produzca cuando África está por fin consiguiendo sus primeras promociones de africanos «con carrera». Y aún lo es más si consideramos que sólo con la última partida presupuestaria aprobada por el Congreso estadounidense para continuar su guerra en Irak, podría haberse cancelado la totalidad de esa deuda externa que impide a todo un continente salir de su estancamiento.
Y otro dato preocupante: con una población total de casi 900 millones de habitantes, África cuenta con menos médicos que Alemania (82 millones de habitantes), e incluso que Italia (58 millones). Según la OMS, 34 países africanos cuentan con menos de dos médicos por cada diez mil habitantes. Y en un país, Zimbabwe, sólo un tercio de los 1200 médicos formados en sus facultades en la década de los 90, ejercía en el país en el año 2000. En Ghana, por citar otro ejemplo, el 60 % de los médicos formados en el país en los años 80, ya estaba trabajando en el extranjero en 1992. Cifras que hablan por sí solas.
No es preciso que todos los españoles se apunten a una ONG; pero uno se siente reconfortado al enterarse de las actividades solidarias que en nuestro país se organizan y llevan a cabo. Este reportero recuerda la emoción con la que presenció el paso, en dirección a Senegal, de una larga caravana de camiones españoles, todos pintados de blanco como los de la ONU, en cuyos laterales podía leerse: «Universidad de Navarra-Formación Profesional»; o la satisfacción de leer en una calle de la capital mauritana, el texto de una enorme valla en la que «Cooperación Canaria» ofrecía los cursos gratuitos de su «Centro de Enseñanza a Distancia de Lengua Española». Y mayor fue la sorpresa al descubrir en una céntrica avenida de Nouadibou, las flamantes oficinas y clínica de nuestro Instituto Social de la Marina, y escuchar de boca de su Director Médico – Dr. Mohamed Alí – , el relato de la fascinante labor que el Instituto realiza en el área de Asistencia y Salvamento marítimo. El buque-hospital con que cuenta, que ostenta el hermoso nombre «Esperanza del Mar», puede presumir del más impresionante palmarés de rescates en el mar, prestación de comprometidas ayudas a barcos en peligro (¡de cualquier nacionalidad!), salvamento de cayucos y pateras, y asistencias médicas y quirúrgicas. Y también alegra a este reportero descubrir, de vez en cuando, las instalaciones de empresas privadas españolas que decidieron establecerse en África y crear puestos de trabajo en estas poblaciones de las que, precisamente por  falta de ellos, parte la emigración ilegal. Tal es el caso de un edificio de Nouadhibou que comparten por mitad, con sus rótulos bien visibles, las filiales españolas de «Roca» y «Porcelanosa».
¡Feliz Navidad a todos! Pero muy en especial a esas personas, entidades y organizaciones públicas o privadas que tanto ayudan en África, y en cualquier punto del mundo, a los más necesitados.

Remitida desde Agadir

© 2006 José Romagosa Gironella
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día 24 de diciembre de 2006

Los «Marco Polo» del vino

21/03/2010

La mayor parte de los que se dedican a elaborar vinos o llevarlos de un lugar a otro, acuden a Fenavin, la gran Feria Internacional del Vino que un día se sacó de la manga Nemesio de Lara Guerrero y que hoy ya vemos felizmente consolidada. Tal es la cita, (este año será del 5 al 7 de mayo) obligada para cuantos producen, elaboran y comercializan las incontables variedades de ese líquido elemento que constituye nuestro producto más distintivo. Y también lo es para gran número de consumidores.

Imagen del grupo de expertos que han visitado estos dias varias bodegas de la región

Pero hay otro grupo de personas, de las que han hecho del amor al vino su vida, que van como si dijéramos por libre y se dejan llevar por esa pasión común por aumentar sus conocimientos en la materia y por hacerlo de una forma más completa, directa y autodidacta. Me refiero a esos exploradores que organizan y recorren largas rutas, ora en una región o un país, ora en otros, y dedican largas jornadas a tratar, con los pies hundidos en las viñas, de las tipologías del terreno, la climatología y las variedades vitícolas; de los riegos y labores; de fertilizantes, maquinaria especializada y nuevas formas de plantación como la modalidad «de espaldera».
No es lo mismo el tiempo consumido en los despachos, o en bodegas y laboratorios altamente equipados, que el dedicado a esa suerte de peregrinaje que permite discutir en profundidad con los verdaderos artífices de ese milagro de la Naturaleza y del ingenio humano que arranca en esas mismas viñas y culmina, tras largo y sofisticado proceso, en ese néctar novedoso y distinto, y digno por tanto de ser degustado (en compañía, si es posible) por el consumidor más exigente.
A este último grupo pertenecen los doce expertos, productores y enólogos de regiones italinas y francesas como Véneto, Piamonte, Sicilia, Alto Adigio, Alsacia, y también deHolanda, que estas últimas semanas han visitado una representación (todas era impensable) de las mejores bodegas de Castilla-La Mancha y de Ribera del Duero, de la mano de un manchego orgulloso de serlo y capaz de hacer como nadie los honores de la casa. Me refiero a Isidro Hidalgo Pérez, simplemente amante que no profesional del vino, aunque sí muy vinculado al sector por su actividad de proveedor de maquinaria de alta tecnología, el cual se ofreció al grupo, por meras razones de amistad, para programar el itinerario y actuar de cicerone.

© 2009 José Romagosa Gironella
Sección Local-Vitivinicultura
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día  13 de abril de 2009

Crónicas de África – IV- El Sahara «marroquí», manzana de la discordia.

21/03/2010

Ningún asunto irrita más al actual rey de Marruecos – según han declarado a este cronista varios ciudadanos marroquíes – que alguien cuestione o ponga en entredicho la «integridad territorial» de su país, es decir, que se atreva a insinuar que la anexión de facto del Sahara Occidental a Marruecos, no es legítima. Hasta el gobierno español ha tenido que modificar su postura en aras de mantener las buenas relaciones que se desean con el Reino Alauí. No obstante, la cuestión del Sahara sigue encabezando la lista de asuntos espinosos que los respectivos gobiernos se esfuerzan por capear. En un comentario publicado en la revista Aujourd´huí, sobre la reciente visita de Estado de S.M. el Rey de España, se ha señalado que la complaciente posición española respecto al Frente Polisario, y al referéndum que éste exige, ha cedido el paso a una nueva actitud de «compromiso activo y positivo encaminada a una solución política de este dossier». Incluso este nombre – dossier – referido a tan grave problema,  constituye un eufemismo.
Uno no está convencido de que nuestros representantes políticos, que sí se percatan de hallarse entre la espada alauita y la pared saharaui (y argelina), se den suficiente cuenta de lo que sienten y piensan los pueblos. Porque uno puede entrar en los cafés y hablar con gentes de todas las clases en Tánger o Marrakech, en Dakhla o en Tarfaya; pero ellos, los políticos, están ocupados con el dossier y no bajan a la calle. Por eso teme uno tanto que no lleguen a enterarse de la misa la mitad. Y cuando leemos que el gobierno de Rodríguez Zapatero está determinado a contribuir a una paz justa y definitiva en el Sahara Occidental, no podemos menos de preguntarnos por qué hemos tardado treinta años en determinarnos, si tal contribución podía prestarse.
Y es que, entretanto, esta cuestión del Sahara no sólo ha obstaculizado el proceso de integración de los países magrebíes, y la propia unión del Magreb árabe, sino que ha hecho crónico el sufrimiento de buena parte del pueblo saharaui. Los diplomáticos españoles y marroquíes se han puesto de acuerdo para no transformar el contencioso en litis causa, preservando así el clima de amistad y cooperación propiciado por las dos monarquías en presencia. Pero alguna solución urgente habrá que arbitrar para ese pueblo saharahui que es, desde hace tres décadas, el único que paga el pato. España y la UE tienen una delicada labor que realizar en esta orilla meridional del Mediterráneo, en la que Estados Unidos un día mima a Marruecos, y al siguiente a Argelia, política errática ésta – o acaso bien calculada – que aviva el antagonismo entre ambos países.
Desde África se percibe con claridad la absoluta determinación del Rey Mohammed VI y su gobierno de no renunciar jamás al Sahara Occidental. Cualquier otro asunto podrá ser negociado, pero no éste. No hay un marroquí que no comparta esta impresión y que no advierta al reportero extranjero que este es un tema tabú. También Mauritania debió de entenderlo así cuando depuso las armas y dejó el campo libre a la ocupación marroquí. Convendría, pues, empezar a estudiar soluciones partiendo de esta premisa, porque restarle importancia equivaldría a malgastar otras tres décadas sin lograr un resultado.
Se percibe, así mismo, palpando la opinión del pueblo, que Ceuta y Melilla no constituirán prioridad alguna para la monarquía marroquí, mientras (anótese el dato) España no haga de Gibraltar una prioridad. ¿Por qué tendría que hacerla – cabría preguntar – si en esa roca, contrariamente a lo que ocurre en nuestras ciudades norteafricanas, no hay un solo llanito que quiera ser español? Pero el Sahara, amigo lector, es harina de otro costal: el contencioso más serio, quizá, de todo este continente. Ni los separatistas enfrentamientos armados del Sur de Senegal, o los de Somalia, ni las guerras civiles actualmente en curso en otros quince países africanos, encierran en su seno mayor riesgo.
Para Benjamín Stora, profesor de Historia del Magreb en el Instituto de Lenguas y Civilizaciones orientales, de París, «el problema del Sahara debe ser tratado en el marco de la ONU y en el de las negociaciones entre las partes implicadas: Marruecos, Argelia y Frente Polisario». Pero, ¿cómo conciliar la posición de Naciones Unidas, favorable a la autodeterminación que Argelia y el Polisario exigen, con la cerrada postura marroquí que niega incluso la viabilidad del estatuto de autonomía que Francia propone?
Es lamentable, de otro lado, que este conflicto empañe los esfuerzos que Marruecos está realizando en el campo de su democratización progresiva y del desarrollo general del país. Según estudios de la multinacional Procter & Gamble, Marruecos lleva ya diez años de ventaja a Túnez, y veinte a Argelia. La poderosa Maroc Telecom ha pasado del sector público al privado; Dino de Laurentiis y Cinecittà han erigido una réplica de Hollywood en Ouarzazate; Marrakech celebra estos días por todo lo alto su I Festival Internacional de Cine, y no hay día en que no se inaugure un nuevo y lujoso hotel, o un moderno palacio de congresos, en algún lugar del país. Seiscientas firmas españolas, el 40 por ciento de ellas catalanas, ya se hallan implantadas en Marruecos, y este país colabora ahora estrechamente con el nuestro en la lucha contra el terrorismo y la emigración clandestina. Una reciente Ley de Prensa acelerará el proceso hacia la libertad de expresión, y el nuevo Código de Familia contribuirá a aproximar la sociedad marroquí a la europea. Al mismo tiempo, nuevos centros para discapacitados se han venido construyendo en diversas regiones del Reino, al igual que otros muchos dedicados ¡a la reinserción social de la mujer!; y la nueva política de «vecindad europea», impulsada por España, proporcionará a ese Reino, en bandeja, un nuevo estatuto avanzado con Europa, más allá del actual Acuerdo de Asociación.
Son, pues, numerosas las señales de que Marruecos va convirtiéndose, paso a paso, en un país moderno y democrático, y con una creciente voluntad de respeto de los Derechos Humanos. Sólo resta ahora, en opinión de este cronista, que Marruecos reduzca sin tardanza las enormes bolsas de pobreza de las que he tratado en anteriores reportajes, y…el asunto más crucial que este país tiene pendiente: el «dossier» mencionado más arriba; es decir, el gravísimo problema que se deriva de esta firme e inapelable declaración de Su Majestad Mohammed VI: «Marruecos está en su casa en el Sahara, y nadie nos sacará de ella». Podrá decirse más alto, pero no más claro.

Remitida desde Marrakech

© 2006 José Romagosa Gironella
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día 17 de diciembre de 2006

«Camarada», «colega», «compañero»

21/03/2010

Hay palabras en nuestra lengua que nos parecen sinónimos, pero no lo son. Si entramos a comparar su etimología observamos que presentan diferencias sustanciales entre sí. La voz «camarada», por ejemplo, que juraríamos es sinónimo de «colega», y también de «compañero», puede aportarnos la primera sorpresa. «Camarada», para empezar, proviene del vocablo latino «camera», es decir, de un espacio cerrado a modo de sala, o aposento, de cuya puerta cuelga (o así me lo parece) un letrero que reza: «reservado el derecho de admisión». Dando un pequeño rodeo, descubriremos «antecámara», lugar en el que supuestamente hay que esperar antes de ser recibido en la cámara; así como «camarero», sirviente encargado de prestar servicio en ella. Con tales antecedentes, empezamos a sospechar que un «camarada» es un tipo cualificado, digno de formar parte de una elite de poder regida jerárquicamente, que se reúne a puerta cerrada. Si a continuación comprobamos que «camarada» deriva, así mismo, del griego «kamara» («bóveda», «cúpula»), casi podremos afirmar que no íbamos tan descaminados.
Curioseando ahora en el pedigrí de «colega», averiguaremos que es nombre procedente del latino «collegium», es decir, asociación colegial. Luego, se trata de ese profesional que hoy también llamamos «homólogo». Vamos descubriendo, pues, que «camarada» y «colega» no son términos tan sinónimos como en un principio pensábamos. Y, en cuanto a «compañero», completamos nuestro estudio desvelando que sus progenitores latinos son «compania» y «panis». Es el fruto, por tanto, de la acción de compartir el pan o, acaso, de haber hecho la mili juntos. Poco parecida, también, esta última palabra con cualquiera de las otras diseccionadas más arriba. El poder, en «camarada»; la profesión, en «colega»; y las cuitas compartidas en «compañero», son sus marcas distintivas. (Siempre se aprende algo nuevo).

© 2004 José Romagosa Gironella
“Puntos sobre las íes”
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día  16 de febrero de 2004

«Con el mismo arma…»

21/03/2010

¡Por Dios, amiga presentadora de Radio Cinco! Triste, verdaderamente, la noticia que usted dio hace unos días sobre esa persona que, tras asesinar a otra, se suicidó con «el mismo arma»; pero lamentable también el lapso que le hizo olvidar que «arma» es vocablo femenino. Una cosa es decir «el arma», usando excepcionalmente artículo masculino para evitar el desagradable hiato de dos sonidos iguales («la arma»), y otra muy distinta seguir aplicando el artículo masculino cuando la cataplasma ya no es necesaria. La frase correcta, admirada Carolina, habría sido: «con la misma arma».
Perdone que la corrija. Igual tiene que corregirme usted mañana, y no sería la primera vez, porque en este mundo de las palabras nadie escapa a esos encantadores que tanto viven en las cuartillas como en los micrófonos, ni a los inconvenientes propios de no ser una máquina. Y yo me alegro sobremanera de que usted no lo sea.
Me dirá que también hay hiato en «la misma arma», ya que en esta locución se codean dos vocales iguales (como ocurre en «la arma), y yo tendría que contestarle «¡touché!», si no fuera que la caprichosa ley lingüística del uso y la costumbre ha determinado que «la arma» presenta un hiato que obligatoriamente hay que corregir, mientras que «misma arma» tiene, como suele decirse, «bula». Ya sabe usted que a falta de norma escrita, el uso y la costumbre adquiere rango de ley. En el fondo, Carolina, la lengua es como una república – la República de las Letras – en la que el pueblo es el soberano y la Academia su notario. Yo, como comprenderá, ni quito ni pongo rey; sólo ayudo a esa República.
  

© 2004 José Romagosa Gironella
“Puntos sobre las íes”
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día  01 de marzo de 2004