Archivo de abril 2012

¡Bien vengas mal, si vienes solo!

21/04/2012
Esta es una exclamación que encontramos en el Quijote, y que a muchos españolitos de estos tiempos borrascosos se nos escapa del alma. Ya empiezan a ser excesivas las malas noticias que nos abruman. Como dice otro refrán: «éramos pocos y parió la abuela». La última ha sido la información sobre la escapada del Rey a Botswana, ¡a cazar elefantes!, y su fractura de cadera. Es tan rico nuestro léxico, que también podríamos aplicar esa sentencia que reza: «del Rey abajo, ninguno». Porque ninguno, ni siquiera el mismo Rey, nos libramos de meter la pata. ¿Es lógico, o admisible, que el Jefe del Estado se ausente cinco días del país sin avisar de ello al Presidente del Gobierno? Con lo que está cayendo, con la edad y achaques que ya va teniendo nuestro monarca y las penurias económicas que estamos sufriendo, no parece normal a este columnista que Su Majestad mantenga intactas sus costosas costumbres cinegéticas. Y no hay que ser un adivino para sospechar el mal cuerpo que se le debe de poner a nuestra sensata Reina Doña Sofía, defensora de los animales ella, e incluso vegetariana por esta misma razón, cada vez que a su augusto esposo le da por irse de safari.
Es la primera vez en mi vida que me atrevo a censurar al Rey, a quien he defendido multitud de veces con mi modestísima pluma, incluso aquí, en La Tribuna. Y no me cabe en la cabeza que el mismo Jefe de Estado que goza de la mejor reputación del mundo y que ha sabido salir airoso de las más difíciles situaciones, ponga ahora en entredicho el curriculum que tantos españoles admiramos. Se ha llegado a decir que en esta castigada tierra no somos mayoritariamente monárquicos, lo que es muy cierto, pero sí somos juancarlistas. Y un republicano relevante no dudó en afirmar que don Juan Carlos también habría podido ser el mejor presidente de una hipotética III República; opinión ésta que seguiré suscribiendo.
Tras la imperdonable faena que Iñaqui  Urdangarín le ha jugado a la Corona, es ahora el propio Rey quien se la juega a sí mismo. Mala, muy mala noticia para los españoles convencidos de que la institución monárquica es la cúpula protectora de nuestro invento democrático. Es muy triste constatar, por ejemplo, que diez páginas de El Mundo de ayer tuvieran que venir dedicadas a este lamentable error.   
 
© 2012 José Romagosa Gironella
“Puntos sobre la íes”
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día 16 de abril  de 2012

El futuro es anticuado

21/04/2012
Internet está lleno de foros en los que se compara la mujer «sexy» con la «vulgar». Tanto predicar la liberación de la mujer y nunca como en nuestro tiempo ha estado la mujer más esclava de las consideraciones sociales. Diríase que el mal llamado progresismo, el mismo que ha arrancado de muchas féminas el ancestral deseo de ser madre, sólo ha logrado establecer dos tipos diferenciados de mujer: la sexy y la vulgar. Para la hispana mentalidad «progre», parece no haber más opciones. La bulimia, la anorexia y los embarazos no deseados, son apenas algunas de las calamitosas consecuencias de ese afán desorbitado de , atractivo físico y vida desordenada. La virtud de la mujer, esa alta cualidad que atribuimos a nuestras madres, ha pasado a ser algo demodé; y la virginidad, incluso en edad temprana, un motivo de vergüenza, cuando no de exclusión social. 
Pero, curiosamente, no hay foros en Internet que comparen a la mujer que seguimos llamando «Señora», con esas otras que encajan mejor en la categoría de «mujerío». El progresismo mal entendido ha logrado excluir a las señoras de su censo. No es misión de este articulista señalar con el dedo a ninguna de esas mujeres «liberadas» que hoy acaparan los medios de comunicación, porque están en la mente de todos. Y están en todos los ámbitos de la actividad social, incluso en la no actividad, porque vivir de la charlatanería, la ausencia de pudor o la política huera y demagógica, no es sólo parasitario sino que causa un daño irreparable a la sociedad, como hemos podido comprobar en España durante los últimos años. Con todo, parece llegado el momento de que la sociedad española se pare a reflexionar sobre esta otra crisis que, junto a la económica, está padeciendo
¡Qué fuerza no habrán tenido algunas políticas de inspiración marxista, cuando hoy vemos convertidas en modelos a seguir a infinidad de mujeres que no ha mucho considerábamos (por decirlo suavemente) unas frescachonas!  ¿Qué pensar de esas preciosidades, de esbelto talle, eso sí, que asisten a nuestros institutos, pero que usan un léxico que haría sonrojar al patán más deslenguado?  ¿Cual será la razón de que hasta algunos doblajes al español de películas estadounidenses incorporen blasfemias, cuando en Estados Unidos la blasfemia es una «public offense», es decir, un delito de orden público, y tales expresiones, por tanto, no es posible que figuren en el audio original?  También cabría preguntarse, en méritos a esa legislación, si las cintas de Almodóvar candidatas a los Oscar, se envían a la Academia de Hollywood con sus consabidas blasfemias, o si éstas vienen expurgadas antes de proceder a su envío.  
Por estas y otras razones, satisface constatar que el señorío vuelve a estar presente en nuestro Gobierno, tanto en hombres como en mujeres. En lo que atañe a estas últimas, es como si viéramos regresar la añorada e ilustre figura de doña Loyola de Palacio (q.e.p.d.).  Las señoras de verdad,  las de verdad preparadas, vuelven a ocupar el banco azul. Y un servidor, a sabiendas de que es un gesto anticuado («quite continental», según la canción de Marilyn Monroe), les besa respetuosamente la mano.  
 
© 2012 José Romagosa Gironella
“Puntos sobre la íes”
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día 30 de enero  de 2012

Los ciudadanos toman nota

21/04/2012
El socialismo montaraz que invita a un vulgar agitador al Parlamento valenciano, para que sea aplaudido por diputados de izquierdas, muestra a España, y al mundo entero, nuestra precariedad democrática. En ningún país verdaderamente democrático se permitiría dar tal tratamiento a quien se ha atrevido a anunciar «sangre y fuego» por las calles de una gran ciudad. Este loco habría sido detenido de inmediato en cualquier país que se respete.
El socialismo montaraz que perdió en las urnas – y sus adláteres de la hoz y el martillo – entienden la oposición que hoy se ven obligados a ejercer, como «el gobierno de la calle». En la calle, que es su hábitat natural, reencuentran su inspiración, su léxico característico y su  propia razón de ser. La calle le ofrece el escenario y los figurantes ideales, propaganda instantánea y gratuita, y la claque mejor dispuesta. Ningún lugar como la calle podrá proporcionar a esa izquierda montaraz más farolas que romper, ni tanto contenedor susceptible de ser quemado.
El socialismo montaraz que llevó nuestra economía a un punto de no retorno, se niega ahora a aceptar que un nuevo gobierno trabaje por salvarnos del desastre. Y visto que en el Parlamento poco puede hacer, opta por ocupar la calle. Pero quienes creen que así recuperarán el poder, como lograron con el Gobierno Aznar, se olvidan de que los ciudadanos de España ya no son los de aquellos tiempos. Los ciudadanos de España ya saben lo que vale un peine. Y, aunque no lo parezca, anotan cuanto acontece. 
Los socialistas montaraces están que trinan por la afrenta recibida de una ciudadanía que ha dado a los populares la mayoría absoluta. Y aún les falta la más que previsible gracieta de los votantes cañí.  No quiero ni pensar en el sofoco que les puede entrar. Me temo que a los votantes «traidores», o sea, a la nueva España de centro-derecha que los españoles hemos elegido, querrán hacérselo pagar.
Entretanto, el nuevo Gobierno de España ya lleva dos meses trabajando y tomando las urgentes decisiones que la actual oposición cimarrona fue incapaz de tomar en sus últimos años de gobernanza. Sólo espero que el Gobierno, ante la provocación callejera, no quiera elevar su aguante al grado de santidad
 
© 2012 José Romagosa Gironella
“Puntos sobre la íes”
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día 27 de febrero  de 2012

Habas contadas

21/04/2012
El ingenio del hombre siempre le ha permitido medir con precisión cualquier superficie. La del huerto que compraba y la del edificio que construía. Para superficies de planta rectangular la fórmula era muy sencilla, ya que consistía en multiplicar el largo por el ancho. Todo esto se facilitó un montón con la introducción del sistema métrico decimal, aunque sigue habiendo culturas, amantes de dar la nota, que se oponen a su aplicación universal. Para medir la superficie – o la cabida – de un terreno de planta irregular, se recurría a un topógrafo, ya que había que sacar las cotas «reducidas» en el propio terreno, dividirlas en rectángulos, triángulos y demás figuras geométricas, y sumar a continuación sus áreas respectivas. Obviamente, la informática ha venido a limitar a un simple clic este farragoso proceso. Y gracias a esas mediciones hemos podido estimar, con asombrosa precisión, el número de cepas que podíamos plantar en nuestras viñas y su producción anual.
El hombre, sin embargo, se ha estrellado, como suele decirse, con la llegada de la democracia. El actual homo electronicus. con todas las herramientas de que dispone y su saber acumulado, se ve de pronto incapaz de calcular, siquiera aproximadamente, el número de participantes que acude a una manifestación política. Se muestra un zoquete a la hora de estimar el número de personas que han ocupado durante horas unas superficies concretas – calles, plazas, parques y avenidas – de una determinada ciudad. Parece haberse olvidado de sus antiguos conocimientos en agrimensura, y de los siguientes datos elementales: A), que una muchedumbre humana que discurre hombro con hombro, lo hace con una intensidad media de nueve (9) individuos por metro cuadrado, según un servidor ha podido constatar en el pasillo de su casa. B), que entre Cibeles y Colón, por citar un solo ejemplo de una específica zona urbana, hay una calzada central de una superficie total perfectamente cognoscible si uno se molesta en delimitarla con un rotulador en el mapa de la ciudad, y aplica la escala que en él se ha utilizado. Y C), que los ciudadanos, cuando se comprimen en un metro cuadrado, o en cien mil, son  tanto o más mensurables que las habas contadas. 
Los dirigentes de las organizaciones chupópteras mal llamadas sindicatos, son capaces de estimar una participación de medio millón de personas en la misma manifestación a la que el Cuerpo de Policía, mucho más imparcial por razones obvias, ha asignado veinte mil. Esto es lo que ha ocurrido con las últimas manifestaciones de Madrid y Barcelona ¿No les da vergüenza publicar unas cifras que superan veinticinco veces la realidad?   
 
© 2012 José Romagosa Gironella
“Puntos sobre la íes”
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día 19 de marzo  de 2012

La conversión de Fidel Castro

21/04/2012
Estos días de Semana Santa, y los precedentes, parecen ayudarnos a pensar en lo verdaderamente importante. Algunos canales de radio y televisión, y la misma prensa escrita, dedican más espacio a recordarnos nuestra condición de cristianos. Proliferan las películas biográficas sobre los papas Juan XXIII y Juan Pablo II; sobre la Pasión y Muerte de Jesús; y sobre el ejemplar paso por el mundo de diversos cristianos que dieron testimonio de su Fe, a menudo al precio de la propia vida. Debemos de ser muchos los creyentes que aprovechamos de estos días, y de sus sagradas conmemoraciones – procesiones, salida de pasos y cofradías de los templos, sermones y homilías – para interrumpir nuestra forma de vida egoísta y material y volver a tomar contacto con los fundamentos de lo que en verdad somos.
Una de las promesas que siempre se nos hace a los cristianos, es la de «pedid y se os dará». Ahora bien, muchos miembros de la Iglesia sólo pedimos para nosotros, para nuestros seres queridos más próximos, para la mejora de nuestra condición económica o salud física. Y un servidor piensa que así no podemos ser escuchados (aunque puede ocurrir también); porque nuestros ruegos son egoístas. Seguramente deberíamos pedir más por los demás, por los que sufren más que nosotros, por los que no disponen de nada; antes de atrevernos a pedir por nosotros. No quiero parecer un orate, porque no lo soy, pero tengo el pálpito de que la oración – incluso la de esas congregaciones de clausura que se dedican primordialmente a orar – ha de haber tenido su incidencia en los grandes cambios positivos que el mundo ha experimentado en las últimas décadas; verbigracia, la caída del muro, el desmoronamiento de la dictadura comunista en Europa del Este, el acceso de infinidad de jóvenes al voluntariado cristiano, etcétera.
El buen ejemplo y la práctica de esa caridad cristiana que las izquierdas llaman «solidaridad», han sido también determinantes de muchos cambios de la sociedad, porque son, de hecho, una forma de rezar. La madre Teresa de Calcuta y sus discípulas en los cinco continentes; la increíble organización Caritas de la Iglesia Católica, y una legión de instituciones auténticamente abnegadas que llevan la Cruz por el mundo – y la llevan cargándola a su espalda – constituyen la mejor avanzadilla de esa Fe, fundada en el amor, que puede salvar al mundo.
Siguiendo con esta reflexión, y con el recuerdo, sobre todo, de que fue Juan Pablo II quien consiguió el mayor cambio del mundo en nuestro tiempo (a partir de su histórica y arriesgada visita a su patria natal, la entonces comunista Polonia), invito a mis lectores (que algunos tengo) a pedir por algo por lo que me tildarán de loco, o cuanto menos de iluso, y que un servidor se compromete a pedir. Y es que lo que yo me pido, o me comprometo a pedir a partir de esta Semana de Pasión, no es otra cosa que la conversión del dictador Fidel Castro. Ya son dos los papas viajeros que han visitado Cuba y han recibido las atenciones, facilidades y muestras de profundo respeto del líder comunista. Y yo me barrunto que ésta sería la mejor noticia (aunque no para Lara, Rubalcaba o LLamazares, por supuesto), y una de las más trascendentales del siglo ¿Se me apuntan ustedes? 
 
© 2012 José Romagosa Gironella
“Puntos sobre la íes”
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día 2 de abril  de 2012