Archivo de diciembre 2009

Jesucristo fue un día un embrión

31/12/2009

Jesús es, según declaramos en el Credo, de la misma naturaleza que el Padre por quien todo fue hecho. Y por obra del Espíritu Santo se encarnó en María, la Virgen, y se hizo hombre. Acepto por tanto el dogma de que María quedó milagrosamente embarazada y tuvo que pasar por ese proceso que permite que el nuevo ser concebido alcance la maduración necesaria para acometer con éxito la aventura de nacer. De ahí que también crea que el Hijo de Dios que así se hizo hombre fue un día un embrión y, más tarde, feto. Debió de desarrollar sus huesos y cartílagos, así como su sistema digestivo, boca, ojos y nariz durante sus ocho primeras semanas de gestación, y sería pocas semanas después cuando empezaría a recordar a María su presencia con las sólitas pataditas. Todo ello, pues, como en el caso de cualquier otra mujer.
En estos tiempos en que el hombre parece olvidar su insignificancia cósmica y pretende suplantar a Dios, cuando no negarlo, uno se siente tentado a compararse con un ruin insecto, ignorante y vanidoso; e invitarse a considerar si una hormiga, por poner el ejemplo de otro ser «organizado» creado por Dios, sería capaz de comprender la Teoría de la Relatividad, la telefonía inalámbrica, o Internet. Nosotros, los hombres, hemos conseguido descubrir infinidad de técnicas, pero no hemos sabido aplicarlas para lograr la Paz y la Justicia, ni hemos querido comprender el incomparable valor de la palabra de Dios; y aún menos admitir que jamás podrá el hombre penetrar en sus misteriosos designios. Nuestros avances, ridículos e insignificantes aunque nos parezcan proezas, no nos han hecho mejores. Tal vez las hormigas, o las abejas, se sientan también ebrias de éxito por su capacidad de organización y espectaculares logros sociales, y nieguen así mismo a Dios.
La manida cuestión «¿cómo permite Dios, si es omnipotente, si en verdad existe, que tantas catástrofes sucedan?», jamás deberíamos planteárnosla, porque Él nos hizo libres de elegir nuestras conductas y nos señaló hasta la saciedad las virtudes que debíamos practicar para ser felices; la primera de ellas: que nos amáramos los unos a los otros. Y también nos relacionó las costumbres y pecados que debíamos evitar. Pero el hombre, en lugar de auto culparse por no haber seguido el mensaje salvador de Cristo, se ha vuelto con soberbia contra Él.
Y he aquí que el mundo se ve de nuevo dividido por una grave cuestión: la del derecho o no derecho de la mujer a abortar cuando no hay causa médica que lo justifique. La posición de este columnista ya ha sido expuesta reiteradamente en este mismo periódico. Es la lógica respuesta de un cristiano corriente ante un asunto ético que deriva del estricto mandato divino de defender la vida desde el instante en que ésta se produce; y del hecho de que también hay que considerar bendito el fruto de todo vientre de mujer . Si hoy puedo escribir estas líneas, y usted, estimado lector, leerlas, es porque nadie decidió un mal día que no debíamos nacer.

© 2009 José Romagosa Gironella

«Puntos sobre las íes»
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el 20 de Marzo de 2009,
y en la Revista «Amistad», de la Asociación de Antiguos Alumnos Marianistas, de Junio de 2009

Carta abierta a Brasil

31/12/2009

Querido Brasil:
Deseo que al recibo de la presente estés bien e inmensamente feliz por esos Juegos Olímpicos que tus méritos y la buena suerte te han permitido conquistar para el 2016. Ya sabes, Brasil, que a España le habría encantado llevárselos para casa. Pero sólo podía haber un ganador y el Comité Olímpico Internacional, tras descartar a las otras importantes candidatas – Chicago y Tokio – , y finalmente a Madrid, ha tomado la decisión de concedérselos a esa capital tuya – Río de Janeiro – que tu consideras, al igual que todos los que la queremos, cidade maravilhosa.
Una vez superado el mal trago que para España ha significado la eliminación de su candidatura, quiero decirte que celebro que haya sido Río la triunfadora. Somos muchos aquí los que nos sentimos contentos con ese acto de objetividad, y si me aprietas de justicia, que ha permitido confiar la organización de los codiciados Juegos a un país de esa parte latina del continente americano a la que nunca se había dado tal opción. Y el motivo principal de esta carta es presentar nuestros mais sinceiros parabéms a su bellísima ciudad del Cristo de Corcovado, del emblemático Pan de Azúcar y Copacabana; de la electrizante samba – ¡que en 2016 bailaréis como nunca! – y de esa rapariga de Ipanema que a tantos nos hizo soñar.
España es, querido colega, un país de deportistas como el tuyo, y hace tiempo que aprendió, siguiendo las consignas de Coubertin,  a saber perder. Españoles y brasileños han aprendido también a conquistar juntos un sinfín de triunfos deportivos y a escribir, con frecuencia al alimón, importantes páginas de la moderna historia del deporte. De ahí que la capital carioca nunca pueda ser para España un lugar extraño o extranjero. Y nos alegramos de tu merecida victoria porque nos consta que también Brasil habría celebrado el triunfo de España de haberse dado la solución inversa.
Finalmente, nos congratulamos porque estás llamado a ocupar la posición de cabeza entre las naciones democráticas de una América Latina que precisa con urgencia de un país pujante, justo en su política social y abierto al mundo, que pueda servir de referencia a todas las naciones hermanas. La Olimpiada de Río, como la nuestra de Barcelona, vendrá a ayudarte en esa histórica tarea. 

© 2009 José Romagosa Gironella

«Puntos sobre las íes»
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el 5 de Octubre de 2009

Promoción de la lectura

31/12/2009

Un día terminé un libro sobre Castilla-La Mancha, que era el segundo que dedicaba a esta región y, como precisaba un editor, pedí a la Diputación Provincial que me lo publicara. Más que de un libro ex novo se trataba de una recopilación de medio centenar de artículos publicados con anterioridad en la prensa local. Se tiraron dos mil ejemplares, de los que quinientos pasaron a ser de mi propiedad y los restantes, supongo, se destinaron a la red de bibliotecas públicas de nuestra Comunidad.
Pero lo que hoy quiero traer a colación es la curiosa leyenda que figura impresa en la contraportada de todos los ejemplares del libro. La leyenda reza: «Edición no venal». Es decir, que por haberse costeado la impresión con dinero público, no podría venderse.
A mi me habría gustado que ese libro hubiera estado presente en las librerías, al alcance de posible lectores castellano-manchegos, pero me he tenido que limitar a ir regalándolo a los amigos que me dicen «vente esta noche a cenar», al técnico que revisa la caldera o al mecánico de la retro que me hace los barrancos cuando planto pinos. Me habría gustado llevar algunos a las librerías, a título gratuito, claro, pero tampoco esto habría solucionado nada porque con la prohibición de marras los libreros no habrían podido vendérselos a nadie. Así que si usted, querido lector, no frecuenta las bibliotecas públicas de la región y quiere hacerse con mi libro, no dude en darme un silbidito, que mi deseo de que usted me lea es aún más fuerte que la necesidad que tengo de volver a tener sitio en el trastero.
Y también me gustaría que me explicaran por qué se puede invertir dinero público en becas de formación, para que un artista se gane un día la vida pintando, esculpiendo, o tocando la flauta, y al escritor, curiosamente, ni agua. Le publican, si, con algo de suerte, pero se veta su difusión normal. Quizá exagere, pero prohibir la venta de un libro, costee la edición quien la costee, se me antoja comparable a prohibir comer, ir al cine o mirar el paisaje desde la ventanilla del tren. Me parece una grave contradicción que exige ser corregida, porque restringe la libertad de expresión, la difusión de la cultura y el derecho más elemental a la libre circulación de las ideas. Y, además, es una discriminación, porque ahí están disfrutando de su comercialización mundial esas películas de Almodóvar que, desde la primera que se rodó, han venido beneficiándose de ayudas oficiales sin cuento.
Para aclarar que no he venido a esta columna sólo a hablar de mi libro, deseo lamentar también que un escritor castellano-manchego, éste de verdad ilustre, halla fallecido recientemente dejando varias docenas de libros inéditos. Me refiero a don José González Lara, el último Ciudadano Ejemplar nombrado por el Ayuntamiento de Ciudad Real, y personalidad inolvidable. Es triste comprobar que un intelectual de su talla no encontrara en Castilla-La Mancha un valedor para sus últimas obras. En manos queda de nuestros líderes culturales la posibilidad  – y la justicia – de su publicación a título póstumo. 

© 2009 José Romagosa Gironella

«Puntos sobre las íes»
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el 14 de Septiembre de 2009

La manita que surgió de un vientre

30/12/2009

Corría el año 2002, el de los dos patitos, cuando un médico de Nashville decidió realizar la primera operación intrauterina de la Historia. Se trataba de salvar la vida a un ser humano de veintiuna semanas. En el transcurso de la operación, con el bebé dentro de la matriz materna (valga la redundancia), una mano diminuta surgió inesperadamente de la incisión practicada en la bolsa amniótica y se agarró a uno de los dedos enguantados del cirujano. Una foto de aquel maravilloso momento apareció días después publicada en la portada del New York Times, causando una gran conmoción entre los lectores. La misma imagen puede ser contemplada ahora en Internet por cualquier cibernauta dispuesto a emocionarse de verdad ante lo que este columnista sólo atina a definir como histórico suceso asociado al gran milagro de la vida.
En estos tiempos que vivimos, en los que muchos han perdido el respeto por las cosas sagradas y jugamos peligrosamente con los valores de esa revolución – el Cristianismo – que es «la mayor de las revoluciones que jamás haya llevado a cabo la Humanidad» (Benedetto Croce), la diminuta mano de aquel bebé sujetando la del galeno, encierra todo el dramatismo de un «S.O.S.». A través de la tierna manita, el nuevo ser, todavía no alumbrado, parece decirle al médico que confía ciegamente en él, que espera que no le falle. Aún no puede calibrar la enorme suerte que ha tenido al caer en manos de un cirujano que busca salvarle la vida, y no en las de un desaprensivo que habría podido destrozarlo sin piedad y arrojar sus ensangrentados despojos a un contenedor.
Cuanndo nos disponemos a conmemorar la Pasión y Muerte de Aquél que nos enseñó a respetar la vida como bien supremo, todos los cristianos deberíamos dejar hablar a nuestra entraña, y ponerle la megafonía que merece para mostrar a los no creyentes que el hombre está formado de algo más que de una carcasa temporal; que hay derechos, como el fundamental Derecho a la Vida, que, «suba o baje el Turco» (como apostillaría Cervantes), siempre existirán, vengan o no reconocidos por las leyes.
Recogiendo la esencia de la Convención Internacional de los Derechos del Niño – «El niño, por su falta de madurez física y mental, necesita protección y cuidados especiales, incluso la debida protección legal, tanto antes como después del nacimiento» – alguien ha señalado que ese «antes» corre peligro si una sociedad tolera o promueve el aborto sin causa moral justificada.
Quienes por ignorancia, por la soberbia de pretender suplantar a Dios, o por la insensatez de escuchar a grupos de «asesores» en los que no hay un solo humanista, ni un simple abogado defensor del alma; instigan al aborto, pagarán y nos harán pagar a todos por su gran pecado. El cristiano, por su parte, tiene la obligación de confesar su filiación y de ejercer su «legítimo derecho a la objeción de conciencia contra leyes que, por oponerse al bien común, están y estarán privadas totalmente de auténtica validez jurídica». Así lo dice textualmente esa encíclica – Evangelium Vitae – que recalca el hecho de que el Evangelio de la Vida está en el centro del mensaje de Jesús.
Somos mayoría, y esto deberían reconsiderarlo ciertos políticos pasajeros (siquiera por razones electoralistas), los que creemos en los valores inmutables que se fundamentan en la ley natural y en la Palabra de Dios. Y la Vida es el primero de ellos.

© 2009 José Romagosa Gironella
«Puntos sobre las íes»
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día 16 de Marzo de 2009

El discreto encanto de la burguesía

30/12/2009

Cuando era pequeño y me preguntaban qué querría ser de mayor, contestaba invariablemente: «yo, como mi tío Pepe». Y es que el tío en cuestión – primo de mi madre – era la repera. Vivía en mansiones-palacio, con increibles autos en las cocheras y una servidumbre tan extensa que parecía un ejército. Era natural, dada mi corta edad, que me sintiera deslumbrado por aquella puesta en escena. Pero pasando el tiempo descubrí que los bienes materiales no dan la felicidad: ninguno de los novios elegidos por mis primas, chicos sencillos y trabajadores, merecieron el placet del futuro suegro, y éste, en consecuencia, no asistió a las bodas. Era un hombre muy rico, pero lo que más recuerdo es que murió solo en la habitación más cara de la mejor clínica barcelonesa.
Traigo esto a colación por la estadística recientemente publicada sobre ese 80 por ciento de universitarios españoles que sueñan con ser funcionarios. Salvando la diferencia de edad entre aquel niño que yo fuí y los veinteañeros de marras, me he visto retratado en ellos. Yo anhelaba como meta la vida muelle y lujosa de mi forrado pariente, y ellos ambicionan los altos sueldos blindados, el coche oficial con chófer y todas esas prebendas de las que disfrutan los políticos. Lo de servir al país, sólo algunos se lo plantean. La única diferencia que presentan con el crío de esta historia, reside en que ellos, por su edad y por sus estudios, tendrían que estar más formados.
Pero este tipo de reflexiones no pueden dejarse en el aire. Es preciso analizar el porqué de tal fascinación. En el caso del niño, panoli aún ante la vida, nos lo podemos figurar sin gran esfuerzo; pero, ¿cómo explicar el fenómeno de que apenas dos de cada diez universitarios aspiren a ejercer profesiones distintas a la de funcionario? La única respuesta que se me ocurre es que los jóvenes ven en los políticos, en cada uno de ellos, al mismo tío millonario que me fascinó en mi infancia. Ni por asomo sueñan con ser un Ruiz Mateos de gran éxito, porque ya saben lo que pasa por estos pagos. Y científicos, tampoco, porque tendrían que emigrar. Así que la mejor opción, la más prometedora, sin duda, es la de procurarse un padrino que les aúpe al Olimpo fascinante de la res pública, por el módico precio de venderle el alma. Y a vivir que son dos días.

© 2009 José Romagosa Gironella

«Puntos sobre las íes»
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el 31 de Agosto de 2009

Tiquismiquis

30/12/2009

El medio televisivo, que podría constituir un foro ideal para la difusión y el perfeccionamiento del lenguaje, se ha transformado en su principal enemigo. Uno se pregunta para qué estará la Real Academia de la Lengua, que nada hace para exigir un uso más correcto del idioma en ese ámbito. En mingún otro medio circula un mayor número de mensajes orales, por lo que debe de ser enorme el daño que causamos a nuestra lengua cuando la atropellamos sin piedad en un medio como ese. Por estas fijaciones mías, querido lector, un forofo futbolero me ha llamado tiquismiquis.
La proliferación de presentadores y reporteros no cualificados, capaces de violar una docena de reglas gramaticales por minuto, contribuye en gran medida a este fenómeno, y a mi vicio. Tan pronto nos informan, destrozando la prosodia, sobre la manera de lograr «asceso» a un determinado curso, o sobre los «ocjetivos» del mismo, como de los peligros de la «embriagadez». «¿Me escuchas bien, Mercedes?», pregunta fulano desde Pamplona a la presentadora del programa que le ha pasado la conexión, olvidándose del verbo «oir» que habria sido el aplicable. Mengano, micrófono en mano, nos tienta con exquisitos manjares que están, según nos dice, «para pedir de boca», pero arrasa con la grafía y el sonido tradicional del españolísimo modismo «a pedir de boca». Y en pecado parecido incurre ahora Zutano al hacernos saber desde Albacete que la comisión de festejos ha alcanzado sus metas con «muchas» creces.
En un concurso, para variar, Perengano nos presenta «nuestro retante de hoy», sustituyendo al «retador» por ese nuevo sujeto que se acaba de inventar. Y en otro, ¡éste de literatura!, una grácil mantenedora nos anuncia que van a entregarse los premios a los concursantes que se han hecho «valedores» de los mismos, sin reparar en que «valedor» no es sinónimo de «merecedor», o de «digno de…»; que lo es de «defensor».
Sentado por unos minutos ante el televisor, son tantos los fallos que ese chisme nos ofrece, que un servidor, ocupado en manejar ora el mando a distancia, ora el bolígrafo, no da, como se dice vulgarmente, abasto. Pero como es un tiquismiquis compulsivo, se ve ve en la incapacidad de apagar el chisme y marcharse. Y sigue, pues, a la espera de nuevos sobresaltos. ¡Opps! Ahí está, con su ancha sonrisa, la reportera de siempre que hoy ha sido destacada al lugar del incendio. Nos tranquiliza informándonos de que las llamas son «inicuas» (injustas, no equitativas). Habrá querido decir «inocuas», supongo, en el sentido de que esas llamas ya no representan una amenaza; pero, dejémoslo, que tampoco este adjetivo habría sido el apropiado. Y es la misma profesional quien nos ofrece, acto seguido, este sapiente consejo para tiempo de calores: «hay que beber mucho agua».
Y aquí concluyo, anonadado, esta curiosa lista de gazapos cazados a vuelapluma, o mejor «a matacaballo» si consideramos el extenuante galope de mi boli campo a través del bloc.

© 2009 José Romagosa Gironella

«Puntos sobre las íes»
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el 20 de Julio de 2009

Adiós a la «mujer de bandera»

29/12/2009

Promediaba el siglo XX cuando la mujer lozana y llamativa, aquella de andares ondulantes que inducía a los hombres a volver la mirada y sufrir seguidamente el varapalo de la esposa, empezó a ser apodada «mujer de bandera». Utilizamos el símil de la bandera, porque ese lienzo constituía el símbolo de la Patria, y ésta entonces ocupaba el escalón debajo de Dios. No había mejor adjetivo, pues, para describir a ese ejemplar de mujer, que aquel que hacía alusión al venerado tejido.
Mas hay que reconocer que ya no es metáfora apropiada en los tiempos que corremos. Comparar a una señora sin par con ese icono nacional que hoy se exhibe sucio y ajado, puede rallar en el insulto. Las instituciones públicas, ocupadas como están en otros menesteres, se olvidan de velar por la dignidad y aseo del símbolo que nos representa.
Las banderas del edificio de la Subdelegación del Gobierno en Ciudad Real, ofrecen un aspecto cochambroso; y lo mismo cabe decir de las que ondean en la fachada de Correos y en la de la Delegación de la Junta de Comunidades. Menos mal que las que flamean en el  balcón de la Diputación Provincial, en el Ayuntamiento capitalino y en la emblemática Plaza de la Constitución, se hallan en perfecto estado.
En algunos hoteles – el céntrico de «Santa Cecilia», por ejemplo – el problema se agrava por la profusión de banderas asquerosas que «lucen» en sus fachadas. Si este columista fuera un huésped extranjero, pediría explicaciones a los respectivos gerentes por el agravio de consentir la transformación de mi bandera en un arapo repugnante.  
Parece llegado el momento de que la pulcritud de que hacen gala los hogares españoles, y las propias dependencias oficiales, se haga visible también en el exterior de ellos. Pero, aunque lo lográramos, el problema de las banderas que en estas lineas se denuncia no pasaría de ser un caso aislado, porque desde que vivimos el boom turístico España ha pasado a ser pábulo de los extranjeros que nos visitan, por la fea costumbre que tenemos de echar desperdicios en el suelo de los bares; lo que hace de nuestro país, también en este otro aspecto puntual, el más cochino del mundo.
Y volviendo a lo de arriba – las banderas – que es tema aún más sangrante que las guarrerías españolas en el bar, esperemos que llegue el día en que podamos ver nuestra divisa ondear, pulcra y resplandeciente, a lo largo y ancho del país. Ello nos permitiría volver a utilizar su nombre tras el sustantivo mujer, y recuperar la adjetivación castiza – ¡mujer de bandera! – que fue no ha mucho sinónimo de dama despampanante.

© 2009 José Romagosa Gironella

«Puntos sobre las íes».
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el 29 de junio de 2009

Si yo tuviera una escoba…

29/12/2009

Corrían los años sesenta cuando aparecieron Los Sirex, el único grupo musical de todos los surgidos en nuestro país que ya ha cumplido medio siglo de actividad artística. ¿Quién no recuerda aquella canción que se titulaba «La Escoba» y las lacras que su letra nos proponía barrer de la faz de la tierra?
Por desgracia, el dinero «que es la causa y motivo de tanto desespero», sigue siendo adorado como un dios, y nada ha conseguido «barrer bien profundo todas cuantas cosas sucias se ven por los bajos mundos». El egoísmo y el afán de enriquecimiento, y la pervivencia de la maldad y la mentira nos han abocado, ya en el siglo XXI, a esta crisis que nos aflige y que sólo tiene la virtud de hacernos reflexionar.
Eran los años en los que se construía el muro de Berlín; los de la guerra fría. Años en los que el comunismo ignoraba todavía el monumental descalabro que pronto iba a sufrir. Las ideas de Karl Marx seguían amenazando con dominar el mundo, como habían intentado hacer las de un iluminado austríaco un par de décadas atrás. Y he aquí que otras ideas distintas, las defensoras del capitalismo que Marx había demonizado en su célebre Manifiesto y en Das Kapital, emergieron reforzadas. Luz verde, pues, en todo el mundo desarrollado, para el enriquecimiento sin freno de listos y demás parásitos. Y ahora, como no podía ser menos, esta crisis… 
Es la hora de ponerse a barrer. Hay demasiada basura acumulada por doquier que es necesario quitar. La sociedad desarrollada, que ahora vemos derechizarse para hacerse más burguesa de lo que las izquierdas han logrado hacerla, está finalmente percatándose de que es necesario hacer sábado a fondo, sobre todo en las irrespirables alcobas del sistema financiero (paraisos fiscales incluidos, ¡qué dificil!) y en todos los sótanos plagados de asquerosas cucarachas.
Hay que sanear el sistema que llamamos democrático para evitar que los amiguetes de los políticos que elegimos accedan al poder a dedo y se comporten como chorizos. El amiguismo y el nepotismo deberían erradicarse de la función pública, al igual que todo hábito tendente a convertir un partido político en un refugio para afines, o una secta, y a su líder carismático en incontestable primum inter pares. Y en cuanto al presumible y humano afán por sacar tajada de la cosa pública, nada habría más fácil que controlar con auténtico rigor los incrementos patrimoniales.
El rencor histórico y los antagonismos viscerales, por tratarse de patologías, deberían incapacitar al paciente para el ejercicio del poder. Así lo postuló Bertrand Russell en su acerado ensayo  Esos enfermos que nos gobiernan (1977). De igual forma, deberíamos admitir sin reservas, como ha señalado José Bono en un reciente artíclo, que «socialismo y cristianismo pueden ir simultánea y positivamente de la mano», es decir, conviviendo en paz bajo un mismo techo (cosa que un servidor de ustedes no ve tan fácil de lograr). Y ej que para arreglar bien una casa que se ha de compartir, no sólo hace falta una escoba, sino ganas de arreglar
 

© 2009 José Romagosa Gironella

«Puntos sobre las íes».
Artículo publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el 29 de julio de 2009

La blasfemia envilece – Gobierno de España-

28/12/2009
Hace un siglo, más o menos, la gente escupía en las calles de mi Barcelona natal.Tan grave era el problema que el Ayuntamiento se vio obligado a instalar «escupideras automáticas» de cabo a rabo de las Ramblas. Un servidor no las vio, porque no es tan viejo, pero pudo examinar después unas fotos amarillas que mostraban el ingenioso artilugio inventado por su abuelo; el cual constaba de una peana de un metro que se fijaba al pavimento y una jofaina con tapa en su parte superior. Una simple presión con el pie hacía que la tapa se abriera y que en la jofaina brotara un surtidor destinado a arrastrar a la alcantarilla todo escupitajo que cayera en su copa. Hoy, por suerte, ya nadie escupe en la vía pública y se puede pasear por las Ramblas sin sentir vergüenza ajena.
Ahora vivo en Castilla-La Mancha, y he de admitir con agrado que las calles están limpias de esputos y gargajos. Pero, ¡ah, amigo lector!, aún no hemos erradicado en la región la fea costumbre de escupir…blasfemias. Siento reparo en decirlo, por mi condición de manchego nuevo, pero es mi deber señalar que no casa la blasfemia con esas muchas cualidades que tan grata me hacen la convivencia con las gentes de esta Comunidad. Esta es, sin duda, la única odiosa costumbre contra la que a diario me revuelvo.
Si alguien se quiere c… en algo, el vocabulario español le ofrece un amplio abanico de sugerencias, tales como la mar salada, o la insulsa puta cal. Mi padre, cuando yo hacía una trastada, tronaba, en catalán, «¡me caso amb Dena!», cambiando el verbo sutilmente, sin merma de su sonoridad; y en situaciones extremas, su exabrupto más fuerte, el que más lograba preocuparme, era «¡batúa listu!», otra exclamación misteriosa que nunca pude descifrar. Tal vez sea el recuerdo de no haber oído a mi padre una blasfemia, lo que a ciertos coetáneos míos les ha faltado. Olvidamos a menudo que también lo malo se transmite.
Soy, no obstante, de la opinión de que quienes usan el nombre de Dios, el de la Virgen o el de la sagrada forma en sus desahogos verbales, no se dan verdadera cuenta de lo que dicen. No encuentro otra explicación en esas personas que blasfeman, incluso cuando están contentos, y caen a un tiempo en la incoherencia de confesarse creyentes. Y en tratándose de agnósticos, o ateos convictos (convencidos) y confesos, me parece inaceptable que blasfemen y ofendan con ello los sentimientos de quienes pensamos diferente.
Tal vez nuestro Gobierno, que tanto gasta en acuñar consignas «civilizadoras», pueda usar la televisión para difundir algún mensaje parecido al título de esta columna.
 
© 2009 José Romagosa Gironella
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día 16 de Noviembre de 2009.»Puntos sobre las íes»
 

Por una nueva televisión

28/12/2009

No descubro nada al afirmar que el medio televisivo es uno de los mayores responsables de la mala educación reinante. El instrumento de información más importante de todos los inventados .- Internet aparte – sigue encerrando un inmenso potencial que no hemos sabido aprovechar. Muy al contrario, los responsables de confeccionar las parrillas de programación se han esmerado en enriquecer a ciertas cadenas por el burdo procedimiento de fomentar el gusto por la vulgaridad y explotarlo después sin misericordia.
La violencia y el consumo de drogas, cuando no la pornografía, las burlas dedicadas a la religión y el politiqueo sectario, han pasado a formar parte de nuestro pan de cada día. Se menoscaban valores universales y se estimulan esas formas de libertinaje que luego hay que lamentar. La televisión tratada lúdicamente, como el circo de la antigua Roma, ha divertido al respetable con un humor soez y maldiciente, pero también ha hecho de España la avanzadilla europea de un nuevo comportamiento ácrata y barriobajero.
Ahí vemos, como consecuencia del ambiente transgresor que hemos creado, esos públicos patéticos de los platós televisivos que lo mismo aplauden a rabiar una parida, que otra diametralmente opuesta; o esos jóvenes sin proyecto que sólo parecen regirse por la consigna «carpe diem» (goza a tope del presente).
De lo que se come se cría, decimos, pero descuidamos dar a nuestros hijos, además de cariño y protección, el alimento moral e intelectual que durante su crecimiento necesitan. Descuidamos conversar con ellos en las sobremesas familiares, en el transcurso de las vacaciones, o, ¿por qué no?, después de ver juntos una determinada película «no apta para menores» (que no hay nadie como los padres para transformar en apto, a través de la crítica y el diálogo, cualquier mensaje dirigido a los adultos). El cariño y la atención constantes son, respecto a los hijos, la mejor receta; la única, en realidad, que usábamos tiempo atrás, cuando nuestros hijos no podían estar expuestos a la televisión, porque no la había, y los mayores disponíamos de tiempo para ellos.
Afortunadamente, por lo que se rumorea, pueden ser considerables los cambios que nuestra televisión pública proyecta llevar a cabo para mejorar – Dios lo quiera – su objetividad informativa y el interés y calidad de los programas. La eliminación de los espacios publicitarios, ya decidida por el Ente Público, contribuirá sobremanera a tal mejora. De otro lado, nos sobra talento y buen criterio para hacer una televisión nuestra, sin obedecer a pauta alguna de cavaliere extranjero, por mucha audiencia y mucho dinero fácil que esa pauta garantice. Ojalá que podamos tener muy pronto una TVE de categoría, vigilante de nuestra lengua (ya lo es en la mayor parte de los programas, gracias a la calidad de los guiones y de los presentadores), desvinculada del consumismo, y defensora a ultranza de los valores y modales que hacen a un pueblo respetable.

© 2009 José Romagosa Gironella

«Puntos sobre las íes» Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el 28 de Diciembre de 2009