Archivo de noviembre 2010

¡Ojo, Partido Popular!

30/11/2010

Si algo tiene de intachable el sistema democrático, es su ley de la alternancia. Cuando el partido gobernante se quema, por incumplir sus promesas, gestionar sin eficacia, olvidar a Dios y a Montesquieu, y defraudar a sus votantes, se supone que otro, que en la Oposición habrá tenido tiempo de meditar sobre sus pasados errores y regenerarse, accederá al poder.  
El fracaso del Gobierno Zapatero, y la frustración que ha causado en su electorado – y más aún, naturalmente, en quienes no lo votaron – aumenta las posibilidades de que el primer partido de la Oposición se alce con la victoria en los próximos comicios generales. Dada la crítica situación del país, el próximo turno de alternancia que se decidirá en las urnas constituye para los españoles una delicadísima apuesta. El nuevo gobierno que los españoles elijamos tendrá en esta ocasión la misión – histórica a decir verdad – de invertir las tendencias que hoy nos llevan al abismo. Tenemos que ser conscientes del hecho de que nunca, desde la Transición, vamos a jugarnos tanto.
Ante tan delicada coyuntura, la recuperación de la ética y la honradez se torna condición sine qua non para la salvación de España. No debería tratarse, esta vez, de elegir perros parecidos con distintos collares. Tendríamos que asegurarnos de que el grupo político aspirante llegara a los comicios «regenerado», es decir, sin sombra de esas corrupciones, cohechos y mentiras que hoy hacen inviable una sana vida política. Y, en cualquier caso, deberíamos exigir la creación de nuevos  órganos de control, neutrales e implacables, que impidieran la aparición de esos vicios crónicos de la democracia. Porque es un hecho constatado que el poder corrompe, y que el poder excesivo corrompe excesivamente. Y ya es archisabido que son más los que ambicionan el poder para servirse, que los que aspiran a él para servir.  
Siendo como es el PP el partido con más opciones para llegar a la Moncloa, a juzgar por las encuestas, debería aprovechar el forzoso tiempo de espera, que ha impuesto Zapatero, para hacer limpieza a fondo de su casa – «cueste lo que le cueste», que diría ZP – , y poder llegar a los comicios sin indeseables ni mangantes. Los contribuyentes agradecerían su valentía más que cualquier otra cosa.
Dicho con otras palabras: debería marcar distancias entre lo que ahora hay y lo que hay que ofrecer para el futuro; entre la desfachatez y la honorabilidad. 
Puestos a soñar en un equipo honorable que de verdad gobierne para todos, uno piensa en un partido que no hiciera ascos a incluir, llegado el caso, a especialistas de otras cuerdas. Cuando el señor Zapatero, tardíamente, decide reunirse con una treintena de empresarios, expertos en la creación de empleo, uno se pregunta si un capitán de empresa excepcional, como el señor Ruiz-Mateos, habrá sido invitado.
Y es que no conozco otro emprendedor en nuestra castigada España, que haya logrado la proeza de crear veinte mil empleos, tras haber sido expropiado de un holding empresarial – el de la primera Rumasa – que venía dando trabajo a sesenta mil ciudadanos.

© 2010 José Romagosa Gironella
“Puntos sobre la íes”
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día  29  de noviembre de 2010

El duro deseo de durar

30/11/2010

Esta frase, traducción del título original del poema de Paul Éluard (Le Dur Désir De Durer) que unos dibujos de Chagall contribuyeron a hacer célebre, vuelve a cobrar en nuestros días rigurosa actualidad. El último en traerla a colación, esta vez para aplicarla al partido político que nos gobierna, ha sido don Ignacio Sánchez Cámara, prestigioso catedrático de Filosofía del Derecho. Y lo ha hecho para constatar que tras las absurdas políticas del Gobierno con las que trata de impedir su más que cantada derrota, no hay otra cosa que «instinto de supervivencia y … nada o muy poco más».
«Nada nuevo cabe esperar», subraya el catedrático, «sobre el fortalecimiento de la unidad y vertebración nacionales, ni sobre la recuperación de la fortaleza de la Constitución y del espíritu de concordia de la Transición». Grave diagnóstico al que habría que añadir una economía y una moral en descomposición que nuestro actual Gobierno ni puede ni desea corregir. Su único y obsesivo deseo es el de durar a toda costa. Ya lo dijo el propio presidente: «Cueste lo que cueste», «me cueste lo que me cueste».
Nunca como en estas horas de la Historia de España, ha parecido más urgente rebelarse contra un statu quo que nos lleva directamente al descalabro. Y hay que agradecer la aparición de nuevos medios de comunicación (Internet, principalmente) que no sólo hacen imposible acallar desde el poder el sentir de la población, sino que le brindan una imparable difusión. Movimientos sociales como el de la plataforma ‘Hazte oír’, y nuevos canales de televisión y rotativos sin pelos en la lengua, contribuyen a formar en el ciudadano un criterio más justo y objetivo sobre lo que ocurre en el país. Alguno de estos medios consiguen poner potente voz a lo que muchos demócratas españoles piensan y no se atreven a decir; que esto -el gregarismo, cuando no el silencio cobarde- es uno de los grandes males que nos aquejan. Nos tienen tan domados con la prensa oficial de su Movimiento, el circo del Gran Wyoming, las payasadas de Buenafuente y demás foros intelectuales de gran audiencia, que de no ser por esos providenciales medios -como este mismo en el que escribo- y otros que dan cabida a la libertad de opinión; este malhadado Gobierno Duracell habría logrado convertirnos en vergonzantes remedos de la estulta oveja Dolly. Privándonos de la palabra libre que brota de la razón, han intentado reducir nuestra lengua a un onomatopéyico «béee…»
Con todo, querría romper una lanza, siquiera una pequeñita, por el señor Zapatero. Estoy por calificarle de surrealista eminente, como ese Éluard que glosó El duro deseo de durar. Nadie como nuestro presidente ha sabido practicar esa forma de expresión, típica del surrealismo, en la que el intelecto no ejerce ningún tipo de control. La Tierra no es de nadie, porque pertenece al viento -su aportación más notable- molaría cantidad en su epitafio.

© 2010 José Romagosa Gironella
“Puntos sobre la íes”
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día  22  de noviembre de 2010.

La mediocridad al poder

15/11/2010

Charlando con mi hijo Santiago (el único de mis lectores que disecciona mis columnas antes de que las publique), me invitó a analizar el dato, resultante de una encuesta, de que esa señora televisiva de quien todo el mundo habla (la del ¡yo, por mi hija ma-to!), sería la tercera fuerza política si hoy, hipotéticamente, presentara su candidatura en unas elecciones generales.
Lo que puede parecer una broma, no lo es, ya que el dato nos revela el bajo nivel cultural de buena parte de los españoles, y nos permite entender mejor por qué nuestro Gobierno está plagado, así mismo, de personajes del montón. La simple posibilidad, apuntada por la encuesta, de que los electores españoles votaran a esa señora, refleja que tales votantes se sentirían identificados con ella, es decir, con su nula formación política, parla barriobajera y paupérrimo bagaje cultural. De aquí, también, que uno pueda barruntar que el bajo nivel que acreditan algunos de nuestros gobernantes, no sea nada casual. Bien pudiera ser el resultado de una calculada estrategia populista: la de conectar de igual a igual con el sector más inculto – y más amplio – de la población votante.      

Alguien ha dicho en estos días que lo que daría auténtico valor a los visitantes del Museo del Prado, o del Thyssen, no es que aguanten largas colas para entrar en ellos, sino que hayan sido, previamente, asiduos lectores de Arte. Lo mismo podría decirse de la visita a las urnas democráticas: no basta con haber leído el «As», o el «Marca», o un millar de tebeos a lo largo de la vida. Coincidirán ustedes conmigo en que si esto solo bastara, podríamos permitir a los niños que votaran.
La ignorancia, para muchos – muchos de los que nos gobiernan – parece ser un «bien de Estado». A nadie se le escapa que un pueblo poco instruído, y sectariamente informado, es fácil de manipular y, por ende, vulnerable a las campañas dirigidas a distraer su atención de los asuntos importantes. Que si Belén Esteban ha dicho.., que si a los críos de doce años les han repartido condones en el cole…, que si ayer dijo la Pantoja…, que si hoy en Gran Hermano….  Ésta es la educación que en España recibe una ciudadanía que no lee y que vive enganchada a la televisión basura. No es de extrañar, por tanto, que otras encuestas nos sitúen en el último lugar de Europa en nivel de educación.
Como ya otros se ocupan de distraernos con lo trivial, un servidor les ha querido traer esta reflexión, porque todavía está a nuestro alcance cambiar este estado de cosas. De entrada, podríamos compensar nuestra ingesta de información huera con algún que otro alimento para el cacúmen. Y si pueden permitirse algún capricho, como hace el señor Fernández Toxo (aunque no sea en clase de lujo), viajen ustedes al Norte de Europa y comprobarán in situ que eso es otra galaxia.

© 2010 José Romagosa Gironella
“Puntos sobre la íes”
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día  15  de noviembre de 2010

«He recibido una paliza»

09/11/2010

Barack Obama, que no es un demócrata como los nuestros, ha reconocido abiertamente que sus rivales en las últimas elecciones legislativas – los republicanos – le han propinado una paliza. No ha dudado en afirmar humildemente que «toma nota» de los fallos y promesas incumplidas que le han llevado a cosechar su derrota. Aunque los achaca, en buena parte, a la crisis económica que vive su país, no deja de reconocer que varias cosas podrían haberse hecho mejor, y que procurará enmendarlas en lo que le queda de legislatura. ¡Qué gran lección para nuestros políticos españoles, incapaces de aceptar un solo error y de entonar alguna vez el mea culpa!
La actitud y las palabras del presidente estadounidense, serían de todo punto impensables en nuestra piel de toro, donde, exceptuando el campo del deporte, nadie sabe perder. Muchas décadas atrás, vivimos una cruenta guerra civil que se saldó, como todas las guerras, con vencedores y vencidos. Ambos bandos habían recurrido a todas las armas disponibles, a todas las brigadas internacionales que pudieran ayudarles, a todos los Estados capaces de aportar financiación, a toda la propaganda que pudieran sacarse de la manga y al máximo sacrificio de sus respectivos soldados y población civil. Ambos contendientes – tal es la ley de la guerra – hicieron cuanto estuvo humanamente a su alcance para alzarse con la victoria, pero sólo uno la alcanzó. Y lo malo para nuestra Historia es que la facción derrotada no aceptó el descalabro: no supo perder. Así de claro. Consecuencia de ello es el hecho de que en pleno siglo XXI, cuando el comunismo ya ha sido borrado de la faz de Occidente, los nietos de aquellos combatientes derrotados, que son hoy burgueses en su mayoría, siguen aún dale que dale, como aquellos «últimos de Filipinas» despistados que siguían peleando en Baler mucho tiempo después de terminada la guerra.   
Tras una manifestacion de índole política, una facción – la organizadora del acto – puede afirmar sin el menor recato que sumaban un millón los manifestantes; mientras la otra jura y perjura que fueron cincuenta mil. Y en los casos de elecciones generales, ningún partido, ni siquiera el más vapuleado en las urnas, acepta haber perdido. La erística, ese españolísimo bricolage que consiste en manipular ad libitum las palabras y los hechos, les proporcionará la manera de fabricarse una verdad de su agrado. Así funcionan las cosas en una democracia sin demócratas.
¿Qué sería de nuestra Unión Europea si Francia y Alemania no hubieran logrado archivar definitivamente «sus» dos guerras mundiales? – podríamos preguntarnos. ¿Y qué sería de las intensas relaciones que han venido manteniendo Estados Unidos y Japón, si este último país no hubiera asumido plenamente, y con todas las consecuencias, su humillante capitulación?
Desde el observatorio en el que contemplo el devenir político de nuestra nación, no he divisado un solo caso en el que un gobernante haya reconocido un fallo, o el más mínimo error. ¡Qué gran lección, señores, la del presidente Obama!

© 2010 José Romagosa Gironella
“Puntos sobre la íes”
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día  8  de noviembre de 2010

Mucho más que cenizas

05/11/2010

Hoy, adelantando un día el calendario para aprovechar la festividad de Todos los Santos, celebramos el Día de Difuntos. Parece inapropiado este verbo cuando lo que haremos será rememorar las pérdidas más dolorosas que hemos sufrido en la vida: las de nuestros seres queridos. Trátase de una conmemoración antiquísima que nos confirma el hecho de que el hombre siempre ha reconocido, de un lado, la existencia de una divinidad superior y, de otro, la de su propia alma inmortal; sólo ha negado la existencia de Dios, y la del alma humana, cuando, víctima de la soberbia o la ceguera, se ha creido él mismo un dios.
La Fe cristiana, que está mucho más unida a la razón de lo que algunos suponen, nos habla de un espíritu eterno que sobrevive al cuerpo. Para la mitad de la Humanidad, la anual visita a las necrópolis implica el reconocimiento de la inmortalidad del hombre. No significa la mera recordación de unos seres queridos «físicos» cuya ausencia lloramos, sino la íntima comunicación con su alma imperecedera. De aquí que los cristianos, y cuantos creemos en la trascendencia, apelemos a nuestros difuntos para impetrar su intercesión, reiterarles la añoranza del tiempo compartido y transmitirles nuestra esperanza en un futuro reencuentro.
Se ríen los ateos, claro, de éstas nuestras convicciones. Las llaman supersticiones, y a los que las confesamos, pobres ilusos. No son capaces – y lo siento profundamente por ellos – de mirar en su interior y descubrir que también ellos tienen su alma. ¡Con lo fácil que es percatarse de tan valiosa y sobrenatural posesión!
Así que me dispongo a cumplir, siquiera mentalmente, con la tradicional cita anual en ese cementerio que da a una sierra, y en ese otro que mira al mar, pero no serán mis pensamientos por unas pobres cenizas, sino por las almas inmortales de unos seres queridos que hoy, como confiadamente espero, contemplan la faz de Dios. Como en la canción de Marina Rosell, estoy seguro de que Dios, cuando apague nuestras pupilas mortales, nos prestará unos ojos nuevos con los que poder contemplar su Faz eterna, y la de esos seres que tan hondo recuerdo nos dejaron.
Y quiero aprovechar esta reflexión para rechazar abiertamente esa gótica celebración importada del Imperio – el Halloween – que pretende sustituir estos momentos de introspección tan arraigados en nuestra cultura, por un grotesco Carpe Diem. Un tanto más a favor de los laicistas que nos gobiernan.   

© 2010 José Romagosa Gironella
“Puntos sobre la íes”
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día  1  de noviembre de 2010