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La rebelión de las masas

25/06/2011

Las teorías de Ortega sobre la rebelión de las masas, enunciadas para España, han traspasado las fronteras. Los aires de globalización y las nuevas tecnologías de la comunicación han convertido en globales sus proféticas reflexiones. El principio democrático que atribuye la soberanía a los pueblos, dio lugar, en un principio, a los episodios de rebeldía callejera de las masas tunecinas y egipcias, y, más tarde, como en un imparable efecto dominó, a las masivas manifestaciones de los pueblos «indignados» de otras naciones del Sur del mundo, incluida España.

El mayor problema que el mundo enfrenta ante este fenómeno, es la dificultad de discernir qué movimientos se hallan en su génesis, qué líderes los organizan o dirigen a través de las redes sociales, qué ideas hay detrás de los autores intelectuales que los convocan. No se alcanza a discernir si las multitudinarias manifestaciones que a diario se producen en una docena de países, y las guerras que ya han desencadenando en algunos de ellos, se deben únicamente al descontento general de los ciudadanos ante los insoportables abusos de sus gobiernos totalitarios y corruptos, o a los designios ocultos de los grupos radicales que pueden vampirizarlas en su provecho.

Hállese donde se halle el origen genuino de las manifestaciones, sean cuales sean las razones que las animan, el gran motivo de preocupación reside en el denominador común que parece evidenciarse en todas ellas, y que no es otro que el factor «anonimato» de sus participantes y la falta de un objetivo claramente definido. Los manifestantes proclaman mensajes confusos y reclaman cambios políticos de toda índole que a menudo son contradictorios. La profusión de consignas entremezcladas de gentes de supuestas ideologías heterogéneas, y las declaraciones de unos «portavoces» a todas luces poco formados que no exhiben acreditación alguna, contribuyen a la ceremonia de confusión que en estos meses se vive en distintas capitales del mundo y de forma particularmente alarmante en las de nuestro zozobrante país.

La cobarde actuación de nuestro Gobierno y en especial la de su maquiavélico ministro multiusos al que ya vemos practicar la política de tierra quemada, me confirman en la triste convicción de que las izquierdas no saben perder.

© 2011 José Romagosa Gironella
“Puntos sobre la íes”
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día 20 de junio de 2011

Zapatero, como la llave «10-11»

25/06/2011

Parece ser que a Zapatero le pasa lo que a esa caprichosa llave fija, la «10-11» que, a decir de los mecánicos, nunca está donde debiera. Tan es así que hasta han acuñado la expresión «¡ya estamos como con la 10-11!» para dar a entender que algún útil o herramienta no se halla en su lugar obligado en la panoplia. El típico dibujito que reproduce su silueta delata una y otra vez que la intratable 10-11 ha vuelto a desaparecer. Según me cuentan, no consiguen explicarse que esa llave siempre aparezca más tarde en un lugar insospechado del taller, e incluso fuera de él. «Exactamente igual» – me he dicho al conocer esta historia – «que con Rodríguez Zapatero».

Tampoco nuestro presidente del Gobierno suele estar donde debiera, como se demostró por enésima vez el pasado Día de las Fuerzas Armadas en el que su ausencia evidenció, de un lado, lo innecesario de su presencia, y, de otro, su falta de consideración hacia nuestros Ejércitos y hacia la mismísima Familia Real. Llama la atención que tras los despilfarros sin cuento en los que el Gobierno sigue incurriendo a pesar de los avisos europeos, haya tenido que estrenarse con nuestras Fuerzas Armadas la tanta veces postergada política de austeridad. Seguimos teniendo más Visas y coches oficiales que Estados Unidos; gastamos lo indecible en prescindibles traducciones simultáneas en nuestro Parlamento, en una obsoleta red de oficinas INEM y en subvencionar unos sindicatos absolutamente ineficaces; pero no ve nuestro Gobierno otra forma de economizar que montando una conmemoración, llamativa por cutre y pobretona, de una solemne jornada con la que tratamos de honrar al colectivo más respetado de nuestro país.
¡Qué no daría este columnista por saber lo que estos días se cuece entre bambalinas del poder! ¡Cuánta crítica inmisericorde debe de estarse vertiendo contra un presidente que se nos muestra más missing que la errática llave de nuestro cuento! Ni todo un comando Rubalcaba improvisado in extremis, con hombres G de la talla de un nepotista andaluz, o de un tal Pepinho Blanco – el del romano perfil -, podrá salvar al presidente, ni al partido que ya han hundido, del descalabro total. Apenas quedará la silueta, de todos y cada uno de ellos, en una desierta panoplia.

© 2011 José Romagosa Gironella
“Puntos sobre la íes”
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día 6 de Junio de 2011

República Islámica de Catalunya

24/03/2011

El título de la presente columna bien podría corresponder, en un día no lejano, a la denominación oficial del primer Estado islámico de Europa. Los tres fenómenos convergentes en la Cataluña actual – imparable afluencia de inmigrantes africanos, irresponsabilidad política y separatismo en alza – podrían abocar un día, acaso en el ecuador de este siglo, en un país altamente perturbador en el seno de la UE. Cuando observamos que un millón de ciudadanos catalanes ya son fieles a los dictados del Islam, nada nos impide columbrar que en unas décadas, no muchas, la población de Cataluña podría ser mayoritariamente islámica, y parte de ella integrista. El factor prolificidad, muy superior a la media española en la mujer musulmana, acelerará sin duda este proceso. El odioso tirano Muamar el Gadafi, hoy más presente que nunca en los medios de comunicación españoles, pudo haber dado en el clavo al vaticinar que Europa terminará islamizada por el vientre de la mujer mahometana. Lo que no dijo es lo que hoy nos estamos temiendo: que el Islam – ese credo que sin su fundamentalismo todos deberíamos respetar – usará a Cataluña como cabeza de puente, y a sus seguidores ‘catalanes’ como eficaz quinta columna.
Paradójicamente, la democracia, el sistema que tenemos por el menos malo de los conocidos, actuará en contra de la unidad de España y de los europeos. No cree el musulmán en la democracia, por la razón aplastante de que se opone a esa ley coránica, sagrada para él, que acapara todos los poderes. Pero se aprovechará de aquélla para vencernos ideológicamente con nuestras propias reglas. Nos conviene recordar – como ha hecho Durán i Lleida – que Hitler llegó a ser lo que fue gracias a la democracia. ¿Qué podremos hacer ante el disciplinado voto de un hipotético 51 por ciento de mahometanos residentes en Cataluña y nacionalizados ‘españoles’?
El común mar Mediterráneo, en cuyo Golfo de Lepanto (y con el concurso decisivo, por cierto, de ilustres familias catalanas) creíamos haber acabado con las ansias expansionistas del Islam, ha dejado de ser una salvaguardia para Europa. La isla italiana de Lampedusa, con una población de cinco mil quinientos habitantes, ha recibido la avalancha de más de siete mil africanos en apenas unas semanas. Y, naturalmente, la UE, respetuosa con los Derechos Humanos, tratará esta nueva inmigración, y las que se produzcan a continuación, con el espíritu humanitario que la caracteriza. Pero este es un fenómeno que demanda un nuevo y profundísimo estudio y la toma de muy serias decisiones; por más que Cataluña, la única de nuestras Comunidades Autónomas que ha osado – impunemente – establecer embajadas por el mundo, siga actuando al margen de España y de la UE.
La progresiva islamización de mi malhadada patria chica (que un servidor es catalán, oigan), por no mencionar el creciente nacionalismo que en ella se está promoviendo, es una de las consecuencias de la cobarde conducta de un Gobierno Zapatero que la Historia juzgará duramente. No escapará a la condena calderoniana de que «el traidor no es menester siendo la traición pasada», ni al desenlace fatal de que «quien la hace la paga».    

© 2011 José Romagosa Gironella
“Puntos sobre la íes”
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día 14 de matrzo de 2011

 

«Llamada a una patria dormida…»

24/03/2011

«Llamada a una patria dormida… antes de que sea demasiado tarde», es el sugestivo título de un nuevo libro -opúsculo, más bien, por su breve número de páginas- de Santiago Velo de Antelo. La primera parte de ese título recuerda la musicalidad de las coplas de pie quebrado de Manrique y nos lleva necesariamente a evocar una de sus más célebres estrofas: «Recuerde el alma dormida…, avive el seso y despierte…».
Se trata de la última obra de un pensador justo y brillante, de esos que falta nos hacen. No en vano ha recibido una excelente formación en Ciencias Políticas y Empresariales, es experto en Relaciones Internacionales, dirige la revista «Diplomacia» y su rostro se ha convertido, merced a su participación en debates televisivos de gran audiencia, en uno de los más familiares de los españoles. Representa, además, la excelencia que exige España, hoy más que nunca, a los formadores de opinión.
«La situación psicológica de los españoles» – viene a decirnos el autor en uno de sus claros mensajes – «no es hoy muy distinta de la que debió de ser tras el Desastre del 98». Y añade que «ahora como entonces la única esperanza es que, identificados los males, una poderosa corriente regeneracionista que ya está en ciernes impulse a que se les ponga remedio». El quid de la cuestión estriba, según él, en descubrir lo que está fallando en España, para ponerle coto, y en defender los valores de una civilización cristiana que está en juego. Tiene toda la razón don Santiago al comparar la situación que vivimos a causa del señor Rodríguez Zapatero, con la de los años aciagos de nuestra guerra Hispano-Americana. Resulta curioso constatar que tanto entonces como ahora, España ha estado dormida. Tan dormida, y abstraída con lo superfluo, que igual que dio entonces la espalda a lo que estaba sucediendo, se niega hoy a reaccionar ante lo que puede ocurrir. Cuentan los historiadores que en aquel año del «desastre», mientras los estadounidenses vivían en estado de verdadero pánico ante el posible desembarco en sus costas de la vieja escuadra de madera del almirante Cervera, los españoles se abandonaban indiferentes al disfrute de sus Carnavales. ¿Hay alguna diferencia entre nuestra conducta de entonces y lo que los españoles estamos haciendo en estos días? En 1898 corríamos el riesgo de ser atacados directamente por la poderosa armada yanqui, al igual que lo fueron Cuba, Puerto Rico, Filipinas y las Marianas; pero los españoles, excepción hecha de los pobres desgraciados que combatían en Ultramar (por no poder disponer de las mil pesetas que les habría librado de alistarse), miraban para otro lado. Hoy, como si en nada hubiéramos cambiado, corremos el riesgo de no poder combatir los efectos de la «estanflación» que padecemos, pero toda España bulle con sus Carnavales, como si nada estuviera pasando. ¡Viva la fiesta!
El libro que hoy he comentado, y muchos otros que nos están ofreciendo últimamente una legión de periodistas valientes, deberían hacernos cambiar de prioridades, «antes de que sea demasiado tarde». El ejemplo de un célebre manchego – el conquistador Diego de Almagro – al reconocer allá en Chile que de nada valían sus tácticas de conquista, y que debía por tanto abandonarlas, podría servirnos. «Llegando al final deste camino» -nos dice el cronista- «dar en breve la vuelta le convino». Demos de una maldita vez ese giro. ¡Pero ya!

© 2011 José Romagosa Gironella
“Puntos sobre la íes”
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día 7 de marzo de 2011

 

Abomino del Gobierno

29/12/2010

Como demócrata que soy – y me siento – estaría dispuesto a respetar cualquier gobierno que en nuestro país surgiera de las urnas. Pero como cristiano que soy – y que me siento por encima de cualquier otra consideración – me niego a reconocer como legítimo a un Gobierno como el actual que ataca nuestra Fe. Acepto, como cristiano, la condición de aconfesionalidad de nuestro Estado democrático, porque entiendo que es justo que mi Religión pueda coexistir en armonía con otros credos diferentes; y que España pueda estar presidida por la firme convicción que emana de la libertad religiosa. Pero abomino abiertamente de un Gobierno como el que hoy padecemos, que ataca mi Religión (que es mayoritaria en el Estado), dificulta su práctica (pensemos en el atropello que se ha intentado perpetrar, aunque sin éxito, contra la comunidad religiosa de Cuelgamuros), discrimina y desprestigia socialmente a los cristianos, y carga contra la Familia Cristiana y el sagrado Derecho a la Vida por todos los medios a su alcance. Abomino abiertamente, «me cueste lo que me cueste», de un Gobierno mal llamado «socialista», ya que el primer socialista de la Historia, y el único verdaderamente sincero, fue y seguirá siendo Jesús, nuestro Salvador, por los siglos de los siglos. No en vano su Doctrina se resume en dos mandamientos supremos: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos.
No soy capaz de reconocer a un Gobierno que en medio de la severa crisis económica que padecemos, destina ingentes cantidades del dinero que no es suyo, porque es – o era – de todos los españoles, a bizarras atenciones a extraños colectivos, incluso en otros países; mientras se afana vanamente por erradicar todo sentimiento religioso del corazón de los católicos españoles. ¡Vano intento, como digo, porque nadie puede echar un pulso a Dios! 
Como el Santo Padre nos recuerda a diario – y también algunos medios de Comunicación – el Cristianismo vuelve a ser perseguido en varias regiones del mundo. Ya suman legión los cristianos que están siendo masacrados por el integrismo islámico. Pero el Gobierno de España, formado por individuos sin cultura ni formación humanística alguna, fomenta la implantación – en particular en Cataluña – de ese fundamentalismo foráneo que ya anuncia mayorías electorales en distintos municipios de mi castigada patria chica. Entre ese nuevo factor transformador contra natura de mi católica tierra catalana, y las minorías, igualmente foráneas, surgidas del cinturón industrial de Barcelona (que no de la Cataluña histórica), se está logrando el objetivo, enunciado por Gadafi y otros locos revanchistas, de afianzar la quinta columna de una futura UE islámica.
Me desmarco abiertamente de un Gobierno que se ha tornado en paladín del desacato a nuestra Ley Fundamental, y en adalid imparable del desmembramiento de España. Pero, por encima de todo, abomino de un Gobierno impresentable que osa retar a Dios, inventa el «bautismo civil» y nos hace preguntarnos sin cesar qué fuerza del Maligno lo mueve, qué suerte de masonería lo impulsa. No tengamos miedo, amigos míos, de hablar claro. Rechacemos de una vez el cobarde silencio de los corderos.    

© 2010 José Romagosa Gironella
“Puntos sobre la íes”
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día  27  de diciembre de 2010

La mediocridad al poder

15/11/2010

Charlando con mi hijo Santiago (el único de mis lectores que disecciona mis columnas antes de que las publique), me invitó a analizar el dato, resultante de una encuesta, de que esa señora televisiva de quien todo el mundo habla (la del ¡yo, por mi hija ma-to!), sería la tercera fuerza política si hoy, hipotéticamente, presentara su candidatura en unas elecciones generales.
Lo que puede parecer una broma, no lo es, ya que el dato nos revela el bajo nivel cultural de buena parte de los españoles, y nos permite entender mejor por qué nuestro Gobierno está plagado, así mismo, de personajes del montón. La simple posibilidad, apuntada por la encuesta, de que los electores españoles votaran a esa señora, refleja que tales votantes se sentirían identificados con ella, es decir, con su nula formación política, parla barriobajera y paupérrimo bagaje cultural. De aquí, también, que uno pueda barruntar que el bajo nivel que acreditan algunos de nuestros gobernantes, no sea nada casual. Bien pudiera ser el resultado de una calculada estrategia populista: la de conectar de igual a igual con el sector más inculto – y más amplio – de la población votante.      

Alguien ha dicho en estos días que lo que daría auténtico valor a los visitantes del Museo del Prado, o del Thyssen, no es que aguanten largas colas para entrar en ellos, sino que hayan sido, previamente, asiduos lectores de Arte. Lo mismo podría decirse de la visita a las urnas democráticas: no basta con haber leído el «As», o el «Marca», o un millar de tebeos a lo largo de la vida. Coincidirán ustedes conmigo en que si esto solo bastara, podríamos permitir a los niños que votaran.
La ignorancia, para muchos – muchos de los que nos gobiernan – parece ser un «bien de Estado». A nadie se le escapa que un pueblo poco instruído, y sectariamente informado, es fácil de manipular y, por ende, vulnerable a las campañas dirigidas a distraer su atención de los asuntos importantes. Que si Belén Esteban ha dicho.., que si a los críos de doce años les han repartido condones en el cole…, que si ayer dijo la Pantoja…, que si hoy en Gran Hermano….  Ésta es la educación que en España recibe una ciudadanía que no lee y que vive enganchada a la televisión basura. No es de extrañar, por tanto, que otras encuestas nos sitúen en el último lugar de Europa en nivel de educación.
Como ya otros se ocupan de distraernos con lo trivial, un servidor les ha querido traer esta reflexión, porque todavía está a nuestro alcance cambiar este estado de cosas. De entrada, podríamos compensar nuestra ingesta de información huera con algún que otro alimento para el cacúmen. Y si pueden permitirse algún capricho, como hace el señor Fernández Toxo (aunque no sea en clase de lujo), viajen ustedes al Norte de Europa y comprobarán in situ que eso es otra galaxia.

© 2010 José Romagosa Gironella
“Puntos sobre la íes”
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día  15  de noviembre de 2010

El Arco de Triunfo

09/09/2010

En España, y en román paladino, al sujeto irresponsable que miente como bellaco, traiciona a quienes confiaron en él, incumple sistemáticamente sus promesas y vende su alma al diablo (porque niega la existencia del alma), le llamamos caradura.  A esta categoría pertenece, para nuestra desgracia, el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, el «carismático» mirlo blanco a quien un día aciago los españoles entregamos el poder.
 
Trátase de un individuo que presume de pasárselo todo por el arco de triunfo. «A mí plim…» – parece decirnos, retador, cuando le reconvenimos – «…yo duermo en la Moncloa…». Consuela, por lo menos, que aún no se haya cargado por completo la democracia (aunque esté en ello), como han hecho sus amigos dictadores de allende el charco. Y celebro poder escribir sobre lo que pienso sin exponerme (todavía), a que me apliquen electrodos, o me deporten a Siberia.
  
La sociedad española, angustiada por una tasa de paro que dobla la de la UE, y domesticada por unos subsidios electoralistas que son pan para hoy y hambre para mañana, contempla impotente la paulatina destrucción del Estado de Derecho, y se pregunta con creciente preocupación qué Luisiana estará dispuesto a ceder nuestro presidente a los secesionistas periféricos, o a otro grupo aún peor, a cambio de que lo mantengan en el poder.
 
De otro lado, la mudanza que España está pidiendo a gritos, podría perfectamente producirse en las próximas elecciones generales, pero muchos creemos en el problema – señalado con sumo acierto por The Economist – de que sólo podrá ganar esas elecciones el partido que logre desembarazarse de su actual líder. El principal problema de España reside en el hecho de que el líder del partido gobernante no es de fiar, y al de la oposición le faltan agallas. Y, a mayor añadidura, este columnista es de la opinión de que la ciega obediencia al líder mostrada por los miembros del actual gabinete Zapatero, sumada a sus múltiples errores y a su ineficacia manifiesta en la lucha contra la crisis, deberían llevar a su partido a una cuarentena regeneracionista. Para estas situaciones, precisamente, se creó la alternancia.
 
España necesita ahora, en mi modesta opinión, de un nuevo Gobierno capaz de actuar como miembro que es de la Unión Europea, y no de uno que se desmarque por sistema del parecer de los demás socios. Y, en el ámbito interno, precisa de un Gobierno formado por los mejores especialistas de cada campo, es decir, por profesionales acreditados como números uno en sus respectivas disciplinas, aunque sean independientes. ¿A qué viene tanto parloteo, cuando lo único que la ciudadanía valora es la puntual solución de los problemas, la ausencia de corrupción y el lenguaje de los hechos? ¡Qué distinta sería la vida parlamentaria, y todo el debate político, si los casos «tabú» (Faisán, etc.) se hubieran aclarado por la Justicia,  y los adversarios políticos fueran cultos y respetables números uno! Deberíamos darnos cuenta de que en el nuevo mundo global, el centro-izquierda y el centro-derecha (que deberían ser las únicas alternativas reales), ni siquiera están separados por el negro de una uña. Lo demás son flatus vocis

© 2010 José Romagosa Gironella
“Puntos sobre la íes”
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día  06  de septiembre de 2010

¿Empujar en la misma dirección?

04/01/2010

Uno de los problemas de algunos políticos (dicho sea con el mayor respeto) es que, a menudo, quieren vendernos una burra que no puede caminar. Insiste nuestro presidente regional – ha vuelto a hacerlo en su mensaje de Navidad – en que nuestra fuerza estriba en que empujemos todos en la misma dirección; cosa que sería formidable, pero que hoy por hoy es imposible. Puede ser que se haya logrado un pacto social con determinados interlocutores, como son esos sindicatos agradecidos que ya parecen verticales; pero no se ha logrado con la oposición, con los pequeños y medianos empresarios, con los trabajadores autónomos, con los agricultores, con los educadores, ni con los obispos. Es inútil apelar a esa fuerza omnipotente – «empujar en la misma dirección» – cuando algunos de los que claman por tal conjunción de esfuerzos han dedicado los suyos a desunir de nuevo a los españoles, por primera vez desde la prometedora década prodigiosa de nuestra transición política. ¿Cómo podríamos remar todos en la misma dirección, cuando la mitad de los españoles no está de acuerdo con el rumbo de obligado seguimiento que el Gobierno ha fijado?  Para muchos – y es lamentable que una parte importante de nuestra clase política no se entere – sería impensable empujar en la dirección marcada por unas nuevas leyes que, como han hecho saber al Ejecutivo, repugnan a su conciencia. Para otros, las medidas adoptadas para paliar la destrucción de empleo, reactivar la economía y restablecer la confianza, no son, en su opinión, ni en la de muchos economistas de relieve internacional, las medidas que la gravedad de la situación demanda.
Pero, sobre todo, la implantación de esas leyes terribles a las que antes aludía, que muchos interpretan como un ataque frontal al derecho a la vida, una andanada contra la familia, o una nueva y arbitraria persecución de cristianos, ha venido a hacer inviable el ideal de siempre – ahora utópico – de que todos los españoles empujemos en la misma dirección.
El señor Aznar, aún siendo un óptimo gestor, se equivocó con su decisión de meter a España en el conflicto de Irak; y el presidente Rodríguez Zapatero ha podido malograr, con sus innecesarias e inoportunas bazas, la ocasión de oro de que los españoles pidiéramos luchar de consuno por lo que debería haber sido nuestro objetivo central desde los mismos inicios de la crisis que hoy nos aflige: salir lo antes posible de ella, y corregir sus causas.
¡Qué lástima que nuestro presidente del Gobierno no haya intentado gobernar para todos, como prometió en campaña! En lugar de eso, ha optado por decidir unilateralmente sobre casi todo lo humano y lo divino. Con lo fácil que le habría sido limitarse a ser gestor de lo temporal, dejar a Dios las parcelas que Él domina como nadie y aplicarse la metáfora que nos aconseja a todos, pero a él con más precisión: «Zapatero, a tus zapatos».

© 2010 José Romagosa Gironella
“Puntos sobre las íes”
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día 04 de enero de 2010