Archivo de enero 2011

Nieblas

29/01/2011

La niebla se extiende por España, pero con especial intensidad en Castilla-La Mancha. Respecto a su manifestación meteorológica, nada podemos hacer que no sea resignarnos y reducir el uso del automóvil. Pero hay otras formas de niebla que no dependen de la climatología ni de las estaciones del año, y que también afectan a España y a la Comunidad castellano-manchega. No en vano, una de las acepciones clásicas de la palabra «niebla» la define como «confusión y obscuridad que no deja percibir y apreciar debidamente las cosas o negocios». Podemos inferir, por tanto, que este meteoro que en la frondosa lengua del Imperio llaman «fog», «mist» o «haze», y también «smog» – acrónimo de «fog» y «smoke» (o sea, humo) – cuando la niebla se suma a la contaminación de las ciudades, no sólo vela y oscurece la atmósfera, sino también, y con harta frecuencia, las funciones del cerebro humano.
Así vemos que la niebla-meteoro puede dificultad unos días los aterrizajes y despegues de cuatro aviones en el Aeropuerto Central de Ciudad Real, mientras que la niebla intelectual de nuestros gobernantes regionales – y de sus adláteres – puede provocar la quiebra definitiva de un proyecto faraónico en el que se han fundido 1.100 millones de euros, es decir, 166 mil millones, ¡que se dice pronto!, de las antiguas pesetas. Algo parecido ha ocurrido con el gigantesco proyecto de «El Reino de Don Quijote, pobrecillo, que hoy vemos reducido a pura agua de borrajas. Otra enorme fortuna tirada por la ventana.
Entretanto, la tasa de desempleo alcanza el 23 por ciento en nuestra castigada región, el nivel de educación se halla a la cola de España, las inversiones productivas, o en I+D+I, brillan por su ausencia, las empresas cierran una tras otra porque no cobran de los ayuntamientos y no consiguen dar salida a sus productos, nuestros políticos se atragantan hablando de logros sociales, más de mil cooperativistas de Miguelturra siguen desde hace dos años estafados, los índices de lectura y de buen uso de la lengua están por los suelos, el ingreso por familia es de los más bajos de Europa y el ciudadano medio se ve, como decimos vulgarmente, más tieso que la mojama. Y observará, paciente lector, que apenas he enumerado una mínima parte de los problemas con que los castellano-manchegos tienen que pechar. 
Efectivamente, ya nadie puede percibir ni apreciar debidamente las cosas y los negocios. La niebla prefabricada lo envuelve todo, lo tapa todo, porque ya nadie responde de nada y, a la postre, casi todos se van de rositas. Nuestro peculiar «estado de derecho» se ha ido acomodando a favor de los corruptos y de sus propósitos de eludir la acción de la Justicia. Los que generan nieblas artificiales, hábiles manipuladores de la verdad y de los hechos, están logrando sus oscuros objetivos.
Es justa, por tanto, la metáfora que extiende a las cosas y a los negocios un fenómeno que apenas debería ser meteorológico. Pero no perdamos la esperanza, que no hay niebla que no pueda disiparse. Ni siquiera el sucio e irrespirable esmog generado por el hombre. 

© 2011 José Romagosa Gironella
“Puntos sobre la íes”
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día  24 de enero de 2011

El Estado residual

29/01/2011

El Estado de Derecho que Aristóteles diseñó para la Grecia clásica, y los pensadores de la Ilustración rescataron, se ha convertido en nuestro siglo en frágil vasija de cristal. La separación de poderes que en Grecia constituyó la Trias Política, e inspirara en el siglo XVIII a Hamilton, Locke y Rousseau, y por último a Montesquieu (El Espíritu de las Leyes), ha pasado a ser un juguete en manos de los titulares de los mal llamados «poderes separados». El Estado de Derecho, es decir, el auténticamente democrático, creado para defender al hombre de los demás hombres, se ve a menudo acusado de vulnerar los derechos de la persona, sobre todo en naciones con democracias poco consolidadas, como es la nuestra. En estos casos, el Estado llega a abusar impunemente de los ciudadanos utilizando, ¡qué paradoja!, las amplias facultades que la propia ciudadanía le ha otorgado.
En la España actual, el Estado de Derecho ha pasado a parecer una burla. No merece otra calificación un sistema cuyos órganos legislativo y ejecutivo pueden decidir a su antojo la composición de las máximas instancias judiciales y permiten, además, la actividad y el poder incontrolados de 17 Comunidades Autónomas que, como el tiempo ha demostrado, no pudieron ser peor diseñadas por nuestros padres constituyentes.
No puede darse otro adjetivo a un Estado cuyo gobierno desacata las Leyes Fundamentales y las sentencias dictadas por su más alto Tribunal, amén de hacer dejación de su obligación de exigir a los ciudadanos el estricto cumplimiento de la Ley.
Los líderes de ciertas Comunidades Autónomas parecen mofarse de la Constitución Española, y de determinadas leyes que regulan sus Estatutos regionales, el uso de las banderas y el de las lenguas oficiales del Estado, sin que el Gobierno central tome medida alguna para impedirlo. El Gobierno del señor Rodríguez Zapatero se muestra cobarde e inseguro, como si ya apenas representara un claudicante Estado residual; un Estado entrampado, de facultades y recursos imprudentemente transferidos, con el 20 por ciento de desempleados y en clara quiebra política, económica y moral, al que apenas le falta el negro de una uña para tener que verse rescatado por la Unión Europea. 
Con una Ley Electoral viciada de nacimiento, unos sindicatos diseñados a plomada, y otra serie de leyes que más parecen promulgadas por nuestros enemigos, triste futuro puede ofrecer a España un Gobierno como el del señor Zapatero, que aún hoy se niega a reconocer lo que está pasando.
El pujante Estado soberano surgido de la Transición, ha ido vendiendo su primogenitura en estos últimos años. Y lo ha hecho por un plato de lentejas; el mísero rancho que, una y otra vez, ha permitido a un irresponsable gobierno mantenerse en el poder contra la voluntad de la mayoría de los ciudadanos. Hemos podido asistir, como decía semanas atrás, al fracaso mejor currado y al retroceso más culpable y pertinaz de nuestra Historia contemporánea. ¿Cómo dejar atrás y reconstruir da capo el ruinoso Estado residual en que han convertido a España? 

© 2011 José Romagosa Gironella
“Puntos sobre la íes”
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día  17 de enero de 2011

«Limpia, fija y da esplendor»

29/01/2011

¿Quién tendría la ocurrencia de acuñar un lema tan de droguería para la Real Academia Española? Uno se imagina a los cuarenta y tantos académicos, sentados en sus célebres poltronas con nombres de letras, y afanándose en sacar brillo a palabras tan en desuso como «hipocorístico», «peripatético», «subrepticio» o «hagiografía». Es como si los estuviera viendo, manos a la obra, frotando hora tras hora esas palabras que, por limpias y resplandecientes que les queden, a la postre nadie usará. Ahí vemos a esos sabios, en uniforme de faena de sirvientes de casa bien, aplicados a limpiar una plata que se ha tornado inservible, por no decir ostentosa. Velan, cuitadiños, por el esplendor y la dignidad de nuestra Lengua, ese antiguo y rico tesoro que pocos van a apreciar. Ignoran, pobres ilusos, que este siglo viene marcado por el lenguaje de la incultura; es decir, por un simple y barato argot, fácil de armar en casa, como los «kits» de Ikea. Al igual que hemos hecho con todos los demás valores, nuestra culta lengua nacional se está viendo embrutecida, igualada por abajo y arrinconada, mientras progresa, imparable, el léxico más pobre y soez. Y nada hace, entretanto, que no sea bruñir la plata, nuestra Real Academia Española. Parece ignorar los peligros que se ciernen en el seno de las nuevas tecnologías: Internet, televisión interactiva, teléfonos celulares cada día más versátiles y demás artilugios electrónicos. «Cónyugue», ha dicho una ministro, en lugar de «cónyuge»; y también «contradecido», en vez de «contradicho». Y otra inmadura acuña, sin sonrojarse, el barbarismo «miembra». El presidente del Gobierno, a su vez, nos confía que «me da la impresión que el resultado de las Primarias…», ignorando que la construcción correcta habría sido: «me da la impresión de que…». Un alcalde nos informa de que también el polideportivo ha «sufrido» mejoras…, como si en lugar de registrar mejorías, hubiera sido arrasado por un huracán. Un concejal nos asegura que el agua ha sido «el» protagonista…, en lugar de «la» protagonista… Dolores de Cospedal confiesa: «estoy convencida que …», en vez de «estoy convencida de que…». Otra concejala se refiere a los que «escuchan misa», olvidando que la misa «se oye»; y a continuación nos informa sobre la vendimia «de la uva», como si también se pudieran vendimiar aceitunas, o melones. Un «experto», hablando de la costa de Somalia, nos dice que esa región esta «infectada» de piratas, pasando olímpicamente del verbo «infestar», que, como su pariente «plagar», habría sido el adecuado. Y otro informa a los espectadores de que la catástrofe se debió a la incorrecta «funcionación» del pozo… «Ara mismo…», espeta el señor Rubalcaba, justo antes de que otro orador nos inste a que nos «concienticemos» no recuerdo sobre qué. El sindicalista Méndez nos notifica que su confederación «ha mandatado…» algo a sus afiliados; y un comisario elogia cierto trabajo «investigativo» que la Policía Científica ha desarrollado, sin caer en la cuenta de que «investigativo» (como «mandatado», «funcionación», o ese verbo «concientizar») no está en el Diccionario. La palabra que sí está, en cambio, aunque suena demasiado normal, es «investigador». Y la Academia, entretanto, bruñe que bruñe…

© 2011 José Romagosa Gironella
“Puntos sobre la íes”
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día  10  de enero de 2011

La agenda de trabajo de nuestra Familia Real

08/01/2011

Hay cosas de la vida pública que – haciendo honor a este adjetivo – habría que publicar. Damos siempre por sentado que tales cosas son conocidas, y por tanto valoradas; pero no es así. Y no lo es, lisa y llanamente, porque sigue habiendo gente entre nosotros, arraigada en la España profunda, que juzga siempre con malicia y sin previa reflexión. Esto es lo que a algunos les pasa con la Familia Real española, por desconocer en detalle la agobiante actividad humana y profesional que desarrolla al constante servicio de España.
Como ocurre con otras instituciones, sería preciso informar al ciudadano de la importante labor que la Familia Real lleva a cabo. Ello se hace imprescindible en un país como España, en el que la ignorancia agresiva y la incomprensión (cuando no el instinto básico) son posturas emblemáticas.
Algo habría que hacer para que los españoles conociéramos las agendas de trabajo de nuestros Reyes, y de los Príncipes de Asturias. Es demasiado fácil quedarse con lo  primero que salta a la mente de las personas mezquinas, verbigracia: que los miembros de nuestra primera familia viven en palacios, visten de alta costura, disponen de abundante servidumbre y no carecen de nada. Habría que explicarles que no tienen por qué vivir con menor confort que cualquier presidente autonómico y su familia, que los miembros del Gobierno, del Congreso o del Senado; o los del Consejo de Estado de Fernández de la Vega. Habría que informar, así mismo, de que las complejas tareas que conlleva el oficio real, y el principesco, precisan, para poder desarrollarse dignamente, no sólo de una extensa y excepcional formación, sino también de un mínimo aparato y suficientes estructuras. No en vano son los Representantes de España, y su dignidad es la nuestra.
El Rey, y por extensión el Príncipe, tienen tan asumida la importancia de sus apretadas agendas que raramente les hemos visto cancelar compromisos previamente concertados. Allá van, madrugadores, a la China o al Brasil (aunque ello les impida tomar las uvas en familia, como le ha sucedido al Príncipe esta Nochevieja), a cumplir religiosamente con los compromisos de su agenda: cumbres internacionales, visitas de Estado, viajes de promoción de los negocios de España… A esto, y a visitar una y otra vez todos los pueblos del país, dedican su tiempo, siempre escaso: ora para presidir la apertura de una feria o congreso, ora para acompañar en su duelo a las víctimas del terrorismo, o de catástrofes naturales; ora para inaugurar una nueva obra pública. Y todo esto, siempre con la mejor sonrisa y sin poder faltar a ningún acto ni siquiera por un dolor de vientre, o por un riesgo detectado por los servicios de seguridad.
Los esperpentos que atacan a la Familia Real, sobre todo en Internet, se delatan por sí mismos: quien ni siquiera logra respetar la estructura de su propia lengua, no es apto para respetar ninguna otra estructura. Así de claro.

© 2011 José Romagosa Gironella
“Puntos sobre la íes”
Publicado en La Tribuna de Ciudad Real, el día  3  de enero de 2011